Partido sorprendente el vivido en Denver, ya no porque ganase Cleveland –que también podría serlo–, sino porque lo hizo con una autoridad que pocos podían vaticinar antes del salto inicial.
El 87-99 con el que concluyó el encuentro nos habla de un partido duro y cerrado, uno en el que Ricky Rubio se encaró con Facundo Campazzo, uno en el que Jarrett Allen deslumbró con 21 puntos y 16 rebotes y en el que Kevin Love estuvo genial desde el banquillo con 22 puntos en 21 minutos. Los Cavaliers están funcionando desde una fortaleza y seguridad que pocos auguraban hace unas semanas.
«Todos han mostrado en todo momento un compromiso mutuo. No hemos dado un paso atrás en ningún momento», comenta el entrenador de los Cavs, J.B. Bickerstaff, realmente satisfecho con la intensidad de su equipo.
Lo cierto es que la defensa de la organización de Ohio funcionó a la perfección. Más allá de recibir 24 puntos y 19 rebotes de Nikola Jokic –es lo normal–, lograron dejar a los Nuggets en un 9 de 38 en triples a la vez que les forzaban a perder hasta 22 balones. Con esa dinámica rompieron el choque al iniciar el último cuarto con un parcial de 14-3 que les puso hasta 16 puntos arriba (73-89). Ahí acabó todo. Los locales no pudieron levantarse.
«No sé en qué tenemos que ser mejores, pero tenemos que serlo en algo porque vas a perder muchos partidos si continúas jugando de esta manera. Solo ves cosas malas cuando tienes este tipo de partido. No nos metieron tantos puntos… Tuvimos muchas pérdidas de balón», expresa Jokic.
Más allá del serbio solo otros tres jugadores estuvieron en dobles dígitos de anotación: Aaron Gordon, Will Barton y Michael Porter Jr.. Este último, tras renovar por el máximo salarial en verano, no está teniendo un buen comienzo de temporada. Anoche se quedó en 11 puntos con un 4 de 14 en tiros de campo (3 de 9 en triples).
(Fotografía de Matthew Stockman/Getty Images)