Tras años de favoritismos y sinsabores, los Philadelphia 76ers están en una campaña distinta, una en la que nadie espera casi nada de ellos. No sorprende. Desde el debut de Joel Embiid –allá por 2016– se señaló que con el camerunés a los mandos los Sixers tendrían la posibilidad de regresar a unas Finales. El resultado es por todos conocido. Ya sea por un motivo u otro, siempre se han quedado por el camino.
Ante tal relación de desdichas, en el presente curso 2025-26 se habla de que puede ser el año de los New York Knicks, de los cada vez menos sorprendentes Detroit Pistons, de que Orlando Magic está creciendo, de que hay que estar atentos al regreso de Jayson Tatum con los Boston Celtics… pero en caso alguno de que en tal pelea vayan a jugar algún papel los de Pensilvania. Pues bien, parecen empeñados en dar la vuelta a tal lectura de la temporada.
Anoche, recibiendo a los Dallas Mavericks, frenaron el efecto Cooper Flagg (24 puntos anoche) para remontar en el último cuarto y terminar ganando por 121-114. Fue un ejercicio de resistencia y perseverancia, uno que contó además con una enorme actuación de 38 puntos de Tyrese Maxey, faro de estos Sixers.
Con el base a un nivel excepcional y la colaboración de un VG Edgecombe de 23 puntos –enorme su campaña como novato–, Philadelphia se ha colocado ya con un balance de 16-11, el cual supone que sean cuartos de la Conferencia Este, solo por detrás de Pistons, Knicks y Celtics. Exacto, son sin duda el gran tapado, y con argumentos de sobra.
Embiid y George, el salto de los Sixers
No decimos que sea sorprendente que se les deje fuera de la ecuación. Los datos, la historia y las recurrentes lesiones de Joel Embiid y Paul George invitan a pensar que se quedarán por el camino; sin embargo, de igual modo se puede ser muy optimistas y pensar que ambos llegarán en un buen estado de forma a los playoffs. ¿Entonces qué? ¿Seguirán sin contar?
(Fotografía de Bill Streicher-Imagn Images)





