El final de DeMarcus Cousins en Sacramento no estuvo exento de turbulencias. Tras numerosos rumores durante meses, Vlade Divac le declaraba intransferible pocos días antes de hacer justo lo contrario, todo ello mientras el jugador dejaba claro que quería seguir en la que había sido su casa desde que aterrizase en la NBA.
Con ese tira y afloja de por medio, no extraña que Cousins se acabase marchando con cierto enfado al pensar que no fue tratado como debía, algo que corrobora ahora al admitir que desde el día que dejó el equipo no ha vuelto a hablar con nadie de los Kings.
«No he hablado con nadie. Sinceramente, Vivek intentó contactar. Fue dos semanas después del traspaso. Solo le dije: ‘¿Por qué contactas conmigo tras dos semanas? No tiene sentido. Si sientes que estás haciendo lo correcto, simplemente muestra quién eres como propietario’. Ese fue mi mensaje y desde entonces no hemos hablado», expresa a The Undefeated.
El hecho de que no haya terminado bien con algunos componentes de la oficina de Sacramento no borra sin embargo su cariño por el equipo, el cual es imperturbable.
«Quería dejar mi legado en Sacramento. He invertido mucho tiempo y energía en ello. Todo lo que tenía, todo mi corazón está en Sacramento. El hecho de que todo terminase de esa manera es lo que me molesta», admite.
El dinero, secundario
El cambio de equipo supone a su vez dar una perspectiva distinta a su nuevo contrato, ya que New Orleans Pelicans puede ofrecerle 180 millones de dólares por cinco años, unos 30 millones menos que los Kings; un dato que no perturba al pívot.
«Nunca se trató del dinero. No juego al baloncesto por dinero. Cualquiera que me conozca sabe que no juego a esto por el dinero. Ya tenía antes y estoy genial. Decir que no ayuda sería mentir porque claro que lo quiero, pero no se trató nunca del dinero», comenta en relación a su deseo de haber seguido siendo un ‘king’.