Stephen Curry está en ese punto en el que ya solo parece competir consigo mismo en lo que a récords de tiro exterior se refiere. Quitando la mejor marca de triples en un partido, en manos de su compañero Klay Thompson, el base domina esta categoría no solo por su capacidad para tener noches absolutamente imparables, sino por su consistencia y regularidad anotando desde fuera noche sí y noche también, algo que otros excelentes lanzadores no pueden decir. Y precisamente por eso se está caracterizando su arranque de temporada.
Y es que Steph ha anotado al menos cuatro triples en cada uno de los ocho partidos que ha disputado durante esta liga regular, convirtiéndose en el mejor inicio de la historia en este sentido, por delante del que él mismo protagonizó en 2018, cuando encadenó siete encuentros consecutivos pero se quedó en solo dos triples en el octavo. Para más inri, en aquella ocasión Curry también batió su propio récord, pues en 2015 se había convertido en el primer hombre en la historia en anotar cuatro o más triples en los seis primeros duelos del curso. Y como curiosidad, nadie más en la historia ha encadenado más de cuatro partidos.
El de los Warriors tiene ahora la oportunidad de intentar llevar este récord a cotas incluso mayores, pues habrá que ver cuándo llega a su fin esta increíble racha. Porque más allá del acierto, que puede ser mayor o menor según el día, esta está siendo la segunda temporada con más triples intentados por partido para él (12,4, solo superada por la 20-21, quizás el año en que más tuvo que tirar del equipo), y con la incorporación de Chris Paul cuenta con un socio perfecto para complementar su juego off-ball y asistirle en buenas situaciones. De momento, eso le ha servido para estar lanzando con el mejor porcentaje de su carrera (47,5%). ¿Hasta cuándo durará?
(Fotografía de portada: Nic Antaya/Getty Images)