Cuando aún estábamos valorando la reforma del Draft, y sin que nadie atisbase más anuncios a estribor, la NBA sorprendió con un radical cambio en la concepción del All-Star Game; tanto es así que se ha decidido terminar con el clásico duelo Este contra Oeste que llevaba vigente 66 años (desde 1951).
Ahora se abre una nueva perspectiva con objetivo benéfico que da libertad a los dos jugadores más votados para, entre los seleccionados por votantes y entrenadores, elegir a sus compañeros de equipo sin tener en cuenta las conferencias. Uno de los posibles capitanes de este nuevo sistema, Stephen Curry, valora positivamente el paso dado por la liga.
«Creo que es genial para el partido porque le aporta algo de picante. Se alimenta el interés de los aficionados. Es fantástico mantener a los 24 jugadores seleccionados por aficionados y entrenadores, pero ahora hay otro elemento en juego al mezclar Este y Oeste y permitir diferentes combinaciones en pista. El cambio va a crear un buen ambiente para probar y ver cómo va», explica a ESPN.
Opciones casi infinitas
El mayor aliciente con la reforma que ha planteado la NBA es que cualquiera puede jugar con cualquiera. LeBron James podría ser por primera vez compañero de Kevin Durant, y estos dos podrían enfrentarse a su vez a Stephen Curry y Kyrie Irving. Por ahí suena bien el plan. Cuestión diferente es si la competitividad, esa que ha sido arrastrada en las últimas ediciones, regresa a la pista para devolver al partido de las estrellas el título de momento culmen del All-Star.