No es ningún secreto que el paso de Deron Williams por los Nets fue más amargo que dulce. Lejos quedan ya sus años dorados en Utah, y ni en New Jersey primero ni en la barriada neoyorkina después, su sombra volvió a abarcar tanto terreno. Especialmente malos fueron sus últimos con la fallida misión de liderar el mega proyecto de Mijaíl Prójorov.
Hoy nos enteramos de que el túnel por el que pasó D-Will fue mucho más oscuro todavía a nivel personal; tanto como para haberse planteado seriamente la retirada del mundo del baloncesto. «Me quitó mucho de mí, colega, aquellos tres años [los de Brooklyn]» ha dicho Williams a Yahoo! Sports. «Me hizo preguntarme incluso si quería seguir jugando al baloncesto una vez terminó mi contrato».
El giro total en la brújula de su carrera se produjo cuando los Jazz optaron por enviar a Deron a los Nets a cambio de Derrick Favors, Devin Harris, dos rondas del draft y una suma de dinero.
Hasta aquel momento D-Will estaba en la cima de la NBA, luchando por ser el mejor base del momento. Sus promedios en Salt Lake City eran de 17,3 puntos y 9,1 asistencias. El cambio de camiseta le hizo bajar en prestaciones, situándose en 16,6 puntos y 7,5 asistencias, además de disminuir su eficacia en el tiro. El bajón no fue solo anímico y deportivo, sino también físico; el hombre de hierro de Utah se hizo a un lado para dejar paso a un ser propenso a lesionarse una vez tras otra.
Recuperando la sonrisa
Ahora, en Dallas, su tierra natal, Deron vuelve a ser a sonreir. «Me siento feliz de estar aquí. Está guay. Hay mucha gente que no está hecha para la vida en New York», decía en su vuelta a la ‘Ciudad que Nunca Duerme’ el pasado miércoles para enfrentarse a su ex equipo. «New York no es para todo el mundo«.
Sin duda, a sus 31 años, las mejores noches del point guard ya no volverán más que en puntuales destellos. Bajo el sol de Texas aglutina 15,1 puntos y 5,8 asistencias en 33 minutos. Pero ya al menos no vive a la sombra y bajo la presión de su desorbitado salario —ahora cobra 5 millones—. Un base todavía de talla elevada que ayuda a mantener a los Mavs en la pomada de la lucha por los Playoffs y que sigue sirviendo de termómetro para, junto con Dirk, Matthews y Parsons, evitar que nos permitamos tomarlos a la ligera llegada la primavera.
Deron, no obstante, lamenta no haber dado todo lo que se esperaba de él en su paso por los Nets. «Ojalá no me hubiera lesionado tanto. Ojalá hubiese jugado mejor y la gente no sintiese como que les estuve robando el dinero».