No hubo partido en San Francisco. Los Mavericks llegaron y poco después de concluir la rueda de calentamiento ya habían ganado… Fue una auténtica paliza, una que se define por el elocuente 29-62 que reflejaba el electrónico al descanso (103-133 final).
La gran estrella de la noche, sin que sea ninguna sorpresa, jugó con Dallas y se llama Luka Doncic. El esloveno dio una nueva clase de baloncesto para firmar 39 puntos, 8 asistencias y 6 rebotes en tan solo 28 minutos. Fue quien provocó que los Warriors sacasen la bandera blanca casi antes de darse cuenta de que el partido había empezado.
«No me preocupa la sequía anotadora, me preocupa la defensa, me preocupa el nivel de intensidad, preparación y competitividad. Eso es lo que faltaba esta noche. Soy el entrenador jefe. No los tenía listos para jugar, claramente. Era el partido más importante de año y se terminó antes de empezar», comenta Steve Kerr sobre una noche en la que ni el acierto de Stephen Curry les ayudó para competir contra los Mavs, y eso que no contaban con Kristaps Porzingis ni Josh Richardson.
En ausencia de ambos, la ayuda para Doncic llegó a través de la colaboración grupal, y es que hasta cinco compañeros alcanzaron los dobles dígitos de anotación. Entre ellos, destacaron los 13 puntos y 8 rebotes de Dorian Finney-Smith, así como los 13 puntos y 7 rebotes de Tim Hardaway Jr. desde el banquillo.
Golden State, abocado al play-in
El de anoche pudo ser un partido decisivo. Los Warriors recibían justo al equipo que marcaba la frontera entre ser equipo de playoffs o tener que jugársela en el play-in. Ni ganando hubieran tenido fácil los californianos evitar lo segundo, pero con la derrota ya se torna casi imposible, ya que con 10 partidos por jugar están a tres y medio de distancia de los Mavericks, teniendo que superar además a otros tres equipos (Portland, Memphis y San Antonio).
Las esperanzas de Golden State se basan sin duda en el increíble nivel de Curry. Frente a Dallas se fue hasta los 27 puntos con un 5 de 9 en triples, con lo que suma ya 90 triples en el mes de abril (una auténtica locura). De su inspiración depende el presente del equipo cada noche.
(Fotografía de Tom Pennington/Getty Images)