A los aficionados de los Suns se les había garantizado que iban a divertirse durante el partido ante Dallas o se les devolvería el dinero pagado por sus entradas. Todo un criterio subjetivo que, sin duda, va a ponerse en marcha para todo aquel que acudiese anoche al US Airways Center.
Victoria por 94-97 para unos Mavericks que tuvieron en O.J. Mayo a su hombre más destacado. Jugó 40 minutos en los que fue decisivo. 23 puntos, 5 asistencias y 5 rebotes le dieron a su equipo la novena victoria de la temporada (9-10). El partido llegó empatado al último minuto, y ahí fue cuando una canasta de Mayo (87-89) puso la suficiente tierra de por medio como para que los Suns ya no fueran capaces de remontar.
“Después de jugar un partido la anterior noche, pudimos habernos puesto a nosotros mismos un montón de excusas para este encuentro, pero nos restablecimos y hemos empezado hoy con una gran cantidad de energía”, señalaba Mayo. Brandan Wright y Darren Collison anotaron también 16 puntos cada uno para Dallas.
Fue también una noche plagada de lesiones. Shawn Marion, con un esguince de rodilla, y Chris Kaman, con un esguince en el tobillo; y por parte de los Suns, P.J. Tucker sufrió también un esguince de rodilla, y Jermaine O’Neal una contusión en el ojo.
De mal en peor van los de Phoenix. Es la quinta derrota consecutiva, y las alarmas deberían empezar a encenderse. “Siempre es la misma historia”, decía un frustrado Goran Gragic. “Se nos ocurrieron pocas cosas. Cuando estás por debajo tantos puntos, y estás luchando, tu energía se va porque estás intentado volver al partido”.
Markieff Morris llegó hasta los 15 puntos y 17 rebotes, lo que supone su mejor marca personal. Dragic también anotó 15 puntos, repartió 4 asistencias y recuperó 4 balones. Los Suns, que venían de una larga y poco productiva gira de partidos (1-5), no levantan cabeza. Ocupan el antepenúltimo puesto de la Conferencia Oeste, con un balance de 7-13.