El susto del primer partido parece superado y los Dallas Mavericks están empezando a refrendar en la pista el dominio teórico que se intuía antes de arrancar la serie. El cuadro texano se ha llevado por un cómodo 101-90 el tercer choque ante los Clippers para colocarse por delante en la eliminatoria, una ventaja que se materializa en el marcador pero que es refrendada por las sensaciones, pues lo cierto es que los de Kidd dominaron el duelo casi de principio a fin y parecieron un equipo mucho más entero que su rival.
Salvo por un pequeño susto de Luka Doncic, que tuvo que poner rumbo a vestuarios con unas molestias, la noche fue relativamente tranquila para Dallas, que contó con ventajas de dobles dígitos durante casi toda la segunda mitad y prácticamente nunca vio el triunfo en peligro. Y lo que puede resultar más sorprendente: lo hizo sin necesidad de actuaciones magistrales de sus estrellas. Si en años anteriores estos Mavs llegaban tan lejos como llegara la magia de Luka, esta vez la agresividad de su defensa los mantiene con vida incluso cuando el esloveno no está tan inspirado, pues la labor de P.J. Washington y Daniel Gafford en esta materia volvió a ser fundamental.
Y es que Doncic, que terminó con 22 puntos tras un pobre 7/25 en el tiro, está rindiendo en este serie a un nivel alejado de su mejor versión, pero esta vez no necesitó más. Con sus 9 asistencias, logró involucrar a sus compañeros y ayudar a los hombres del frontcourt a sumar varias canastas en el interior, pero lo cierto es que esta tampoco fue una noche magistral en este sentido. Pero por fortuna para él, por fin tiene un plantel a su alrededor con el que puede permitirse actuaciones mundanas.
No fue mucho mejor la de Kyrie Irving, que de hecho estaba pasando enormemente desapercibido hasta prácticamente el último cuarto, pero supo tomar las riendas justo a tiempo. Pese a que llegó con solo 2 puntos al último minuto del tercer periodo, el base terminó con 21 en su haber, respondiendo al único intento de los Clippers de comprimir el marcador con una canasta tras otra y apagando cualquier atisbo de esperanza visitante. Su exhibición llevó el partido del 68-62, mínima diferencia de la segunda mitad, a un holgado 91-70 en apenas unos minutos, encargándose casi en solitario de dejar la noche encarrilada.
¿Solo Harden?
En los Clippers, por su parte, la constelación de estrellas también estuvo lejos de brillar. James Harden, autor en esta ocasión de 21 tantos, parece el único capaz de rendir de forma consistente en esta serie, pero tuvo que buscar a su mayor aliado en Norman Powell, que anotó 21 también, porque el resto de grandes nombres no están. Se les espera, pero tienen que empezar a darse prisa.
Kawhi Leonard no ha llegado aún, y a ratos su presencia en pista fue más una ayuda que un temor para los Mavericks, a quienes apenas hizo daño con sus 9 puntos y a los que tampoco incordió en defensa. Tampoco lo hizo Paul George, autor de solo 7 tantos tras su 3/11 en tiro, mientras que Russell Westbrook estuvo aún peor y terminó expulsado tras sumar un único punto, fallar sus siete tiros de campo y parecer más preocupado por meterse en trifulcas que por revertir su mala actuación.
Los angelinos acabaron pues con muy malas sensaciones, pero deben tratar de sacudírselas y recordar que, pese a todo, están a un triunfo de igualar la serie y que con una buena actuación el domingo la eliminatoria dará un vuelco importante. En peores se vieron la última vez que se cruzaron con Dallas y el final acabó siendo diferente. Pero esta vez Luka viene mejor acompañado y la dinámica es diferente. ¿Podrán revertirla?
(Fotografía de portada: Sam Hodde/Getty Images)