Si el small ball está de moda, los pívots altos y fuertes no se quedan atrás.
Ya no es suficiente con medir 2,10 o más y ser ágil y veloz al poste. El perfeccionamiento físico en todas las disciplinas deportivas exige una vuelta de tuerca extra en la puesta a punto de los profesionales, y en la NBA, para hacerse un hueco en los rosters—y en la pintura— se está convirtiendo en costumbre.
«Los Pau Gasol», jugadores altos y espigados con recursos suficientes como para dejar las pesas en un segundo plano, escasean. Pívots y ala-pívots de su perfil ya no se conforman con sus aptitudes, pues, como informábamos hace unos días, Anthony Davis también se machaca ya en el gimnasio.
Ponerse como un bulldozer está de moda, sí, y Steve Clifford lo sabe. La NBA no es la Universidad, y por eso quiere que su pick 9 del Draft, Frank Kaminsky, se ponga manos a la obra y convierte sus espaldas en una muralla insoslayable.
«Sólo la fuerza. Y, obviamente, que se ajuste al ritmo de la NBA. Pero él aprende rápido y es un buen trabajador. Lo va a captar todo rápidamente. Eso se aplica en ambos lados de la cancha. Es tan bueno después de driblar que vencería a los demás, pero (a este nivel) será desplazado fuera (de su camino al aro) un poco. A menudo, cuando en la Universidad atacaba la canasta se enfrentaba a jugadores más bajos. A medida que se haga más fuerte, podrá abordar el aro de nuevo«, explicó Clifford durante una entrevista el medio The Charlotte Observer.
El jugador de 2,13 (algunos medios informan que ha alcanzado los 2,16 durante los últimos meses) promedió la pasada temporada en la Universidad de Wisconsin 18,8 puntos, 8,2 rebotes 2,6 asistencias y 1,5 tapones.