Llevamos semanas viviendo una de las tendencias más repetidas de la NBA año tras año. Jugadores que finalizan contrato al finalizar el curso y que, sabiendo que su mercado no está demasiado boyante, tiran la caña en el estanque en el que ya chapotean. Es el caso de Dennis Schröder, quien llegó a los Brooklyn Nets en el pasado mercado de traspasos procedente de los Toronto Raptors en el movimiento de Spencer Dinwiddie. Lo cierto es que el base alemán está jugando bien en unos Nets más bien pobres. Aunque él asegura seguir queriendo formar parte del proyecto. «Sé que esto es un negocio, así que no me lo llevo al lado emocional, pero por supuesto que quiero continuar aquí», dice Schöder.
«Me he reunido con el propietario Joe Tsai, su esposa, sus hijos y quiero formar parte de esto. Estamos muy alineados en nuestros objetivos», continúa. Desde su salida de Atlanta en 2018, el manejador no ha encontrado estabilidad en ningún sitio. Fue importante en Oklahhoma junto a Chris Paul y Shai Gilgeous-Alexander, pero las ansias de reconstrucción de Presti se lo llevaron a Los Angeles. Allí tuvo una primera etapa por debajo de las expectativas en 2021, firmó ese verano a la baja con Boston, salió a Houston a mitad de temporada para hacer hueco a Derrick White, volvió a Lakers en 2022 para dejar mejores sensaciones y el resto (Toronto y Brooklyn) es historia.
«Siempre he querido establecerme en un lugar donde sienta aprecio. Y desde el primer día ha sido así en Brooklyn. El trato con mi familia, el estilo de juego… Siento que me quieren y confían en mí. Así que por supuesto que quiero permanecer aquí», zanjaba en declaraciones al New York Post.
(Fotografía de portada de Sarah Stier/Getty Images)