Denver confirma su reacción e iguala la eliminatoria

El Game 3 sirvió de advertencia y el Game 4 ha sido la confirmación: los Nuggets han llegado a la serie. Los vigentes campeones fueron heridos de gravedad en el segundo partido, pero han recordado a los Timberwolves que cuando dejas a un gran equipo así de tocado lo mejor es rematarlo cuanto antes o las cosas pueden cambiar muy deprisa. Y no ha habido mejor demostración que los dos encuentros disputados en el Target Center.

Denver ha puesto el 2-2 en el global tras llevarse el cuarto duelo por 107-115, y lo que es más ilusionante o peligroso según desde qué perspectiva se mire, vuelve a recordar al equipo que se alzó con el anillo hace un año. Los de Colorado arrancaron los playoffs dando la sensación de esforzarse solo cuando era imprescindible, como el estudiante que podría sacar sobresalientes pero se conforma con el 5, pero no han tardado en comprender que eso no basta. Y ahora el problema lo tienen otros.

Con un parcial de 4-26 entre el final del primer cuarto y el arranque del segundo, los visitantes se hicieron pronto con una sólida ventaja en el marcador que ya nunca dejaron escapar, y que de hecho no fue definitiva solo debido al empecinamiento de Anthony Edwards en hacer de este un choque relativamente competido. Con 44 puntos y un 64% de acierto en tiros de campo, trató de forma constante de reducir una diferencia que llegó a ser de 18 tantos, pero delante tenía un equipo con respuesta para todo que obliga a algo más que una exhibición individual a quien quiera doblegarlo. Y esta vez no fue el caso.

El escolta tuvo delante otra verdadera exhibición protagonizada por Nikola Jokic, que asumió el reto planteado por la defensa de Minnesota y no tuvo miedo de ser más protagonista de lo que acostumbra. El pívot, que terminó con 35 puntos, salió buscando el aro de forma recurrente y tratando de ser diferencial desde la anotación, marcando el tono con sus 15 lanzamientos en la primera parte (en el Game 2 lanzó 13 en todo el partido) y aceptando el reto que Chris Finch y los suyos le planteaban. Con 7 asistencias, su capacidad como pasador volvió a ser un arma eficaz para él, pero esta noche como ninguna otra aceptó el rol de anotador que los suyos necesitaban.

En este sentido encontró un socio perfecto en Aaron Gordon, que como es habitual entendió a la perfección lo que el partido requería de él y las vías que Jokic le estaba abriendo. El ala-pívot acostumbra a ser el perfecto finalizador para los pases del serbio, pero esta vez, con Nikola atrayendo toda la atención, buscó muchas veces generarse sus propias canastas aprovechando que estaba emparejado con jugadores de menor tamaño y fuerza. Así, muy agresivo y enormemente eficaz también en el lanzamientos exterior (11/12 en tiro) logró irse hasta los 27 tantos y convertirse en el factor sorpresa de la noche, siendo ese arma para la que la defensa local no tuvo ninguna respuesta.

La serie volverá por tanto empatada a Denver, donde se disputará un Game 5 que promete vale más de media eliminatoria. Por ahora ninguno de los dos equipos ha sido capaz de ganar como local, pero las sensaciones han cambiado radicalmente tras los dos primeros duelos y los Nuggets parecen ahora mucho más difíciles de batir de lo que lucían hace apenas unos días. Si Minnesota tiene de verdad la casta de campeón necesaria, debe sacarla a relucir ahora.

(Fotografía de portada: David Berding/Getty Images)


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