Derrick Rose volvió esta madrugada a Nueva York, la que ha sido su casa en varias ocasiones a lo largo de su trayectoria en la NBA, aunque con sensaciones muy distintas en sus diferentes etapas. El base llegó a la Gran Manzana por primera vez en 2016, convirtiendo a los Knicks en su segundo equipo tras haber pasado toda su carrera hasta entonces en los Bulls, pero estos no parecieron quedar satisfechos con su rendimiento y no mostraron interés en renovarlo cuando llegó la agencia libre. Decisión que generó muchas dudas en el base con respecto a su futuro.
«En aquel momento tuve que plantearme si quería seguir jugando o no» afirmó Rose en unas declaraciones para el New York Post, reconociendo que barajó la posibilidad de poner fin a su carrera a sus 28 años. «Tuve que decidir cuál iba a ser mi camino, si quería seguir o marcharme».
Derrick acabó firmando aquel verano con los Cleveland Cavaliers a cambio de 2,1 millones de dólares, un notable descenso en relación a los 21 millones que cobró el año anterior. 21 millones que, si bien no resultan tan impresionantes dados los salarios actuales, le convertían en el noveno jugador mejor pagado del momento.
Son muchos los hombres que tienen que pasar por el duro proceso de reajustar sus carreras cuando su rendimiento decae, pero, por culpa de las lesiones, Rose tuvo que hacerlo a una edad mucho más temprana de lo habitual. No obstante, el ahora jugador de los Grizzlies tendría todavía momentos muy especiales por delante, como el partido de 50 puntos que firmó en su etapa en los Minnesota Timberwolves. Y quién sabe si el destino todavía le tiene guardada alguna alegría para estos últimos años de su carrera.
(Fotografía de portada: Carmen Mandato/Getty Images)