Hace tres temporadas, el 2 de diciembre de 2021, los Memphis Grizzlies batieron todos los récords en cuanto a palizas vistas en una cancha NBA. Con el resultado de 152 a 79, infligieron a Oklahoma City Thunder una humillación única: perder por 73 puntos de diferencia. La mayor reflejada en un marcador.
Anoche, los de Tennessee rememoraron aquel día, colándose una vez más en la lista de triunfos por un mayor margen de puntos en un duelo de fase regular.
Aunque esta vez, la víctima no ha sido un equipo plagado de bajas como el que alineó OKC (Dortz, Jerome, Mann, Bazley, Robinson-Earl), sino uno que prácticamente ganó el anillo hace dos años, y cuya lineup es la misma que maravilló en las Finales, con un único cambio; un debutante, en el lugar de Klay Thompson: el recién traspasado Dennis Schröder.
¡Y vaya desvirgue!
Lo positivo de esto es que Steve Kerr ya tiene el discurso hecho para el próximo partido de cara a motivar a su nuevo fichaje («Mira el lado bueno, Dennis: ya has tocado fondo, sólo puedes ir hacia arriba»).
Arrancar así en tu debut, cuando te estrenas en un equipo que presuntamente te ha traído para hacerle un poco más candidato al título, debe dejarte sin dormir esa noche. Ni en el peor escenario posible, y aún sabiendo que se enfrentaban a uno de los conjuntos más fuertes de la Conferencia Oeste, se imaginaba el base alemán que perderían 144 a 93, es decir, por un margen de 56 puntos.
Sincronía… para mal
Y tampoco se imaginaba que coincidirían él y Stephen Curry con dos de los peores partidos de sus respectivas carreras. Pero exactamente así fue. La peor química inicial que se recuerde en una pareja de backcourt.
Siete puntos anotados entre ambos, con un 0 de 10 en triples y un 2 de 19 en tiros de campo, siendo ambas canastas obra de Schröder. Por momentos, tuvo que pensar que el doble MVP le estaba haciendo la cama, porque Curry se quedó sin encestar un sólo tiro de campo, anotando sólo dos puntos, ambos desde la personal.
Esto supone la primera vez en la carrera del point guard de Akron que no anota una sóla canasta en un encuentro en el que haya disputado al menos 12 minutos, y la segunda anotación más baja en uno que haya jugado al menos 24. Desde 2018 (2 puntos vs. San Antonio Spurs), no tenía Curry una noche tan aciaga.
En frente ‘todo un equipo’
A tal despropósito ofensivo (Draymond Green se quedó también en cero puntos, Kevon Looney en 2, y sólo Wiggins salvó el honor con 19) hay que sumar el casi peor e inexistente plan defensivo. Y ojo que van dos seguidas.
Tras recibir 143 puntos ante Dallas hace sólo cuatro días, hoy han sido 144. Los Warriors pasan por un pésimo momento en defensa, y un hombre como Schröder parece justo lo opuesto para remediar tal cuestión.
Y si alguien, eso sí, esperaba un encuentro apoteósico de Ja Morant o Jaren Jackson Jr., que se olvide.
Morant se quedó en nueve puntos, haciendo del marcador y el espectáculo de anoche algo aún más insólito y surrealista. La anotación estuvo de lo más repartida en el bando local, terminando Santi Aldama, que salió desde el banquillo, como el máximo artillero, con 21 puntos (los mismos que Brandin Podziemski, también suplente), seguido de los 19 de Jake LaRavia.
Los Grizzlies están de dulce, jugando cada partido con intachable actitud.
Al filo de la navaja
Lo importante, dicen, es cómo se acaba y no como se empieza. Pero a buen seguro que no olvadará Schröder cómo empezó su andanza en Golden State. Tampoco olvidará Curry ese 20 de diciembre de 2024 en el que acabó con un +/- de -41.
Y más allá de una noche aislada que podría quedar para la anécdota, estamos realmente ante un diagnóstico que empieza a preocupar.
Pues los de San Francisco sólo han ganado dos partidos de los últimos once, y el gran colchón que construyeron en las primeras semanas de competición se ha esfumado del todo, quedándose sólo a medio partido de verse fuera del play-in en favor de San Antonio Spurs.
(Fotografía de portada de Petre Thomas-Imagn Images)