Doc Rivers no quiere ni oír hablar de romper su núcleo

Ni siquiera la posibilidad de una salida temprana de los playoffs (perdieron su primer partido en casa ante Utah) hace pensar en Doc Rivers en cambiar su proyecto. Con sus dos pilares como Chris Paul y Blake Griffin a punto de salir al mercado, y con otra pieza importante como J.J. Redick también como futuro agente libre, la posibilidad de una renovación completa está en el aire en Los Angeles. Pero Rivers no tiene ninguna intención de pensar en ello.

Gran parte de la decisión de apostar por la continuidad, a costa de aumentar considerablemente la nómina de la franquicia con costosas renovaciones, la tendrá el propio Rivers, en su doble condición de presidente y entrenador. Sobre la absoluta seguridad de entrar en la zona de impuesto de lujo renovando al menos a Paul y Griffin, Rivers mostró su confianza en la comprensión del multimillonario propietario de la franquicia, Steve Ballmer, y en los beneficios de tomar la decisión.

Recuerdos de Utah

«Este es mi argumento», explicó el técnico y presidente a USA Today. «Pongamos que no ganamos este año, que creo que lo haremos, pero digamos que no lo hacemos. ¿Abandonas un equipo de 50 victorias que ha demostrado estar cerca, o aguantas ahí y sigues intentándolo quizás haciendo cambios a su alrededor?». Para ilustrar los beneficios de la continuidad, Rivers puso como ejemplo a los Jazz de la época de Jerry Sloan, un habitual en playoffs en los últimos años 80 y en la década de los 90.

«Siempre utilizo a Utah como un gran (ejemplo)», continuó. «Gracias a Dios que Karl Malone y (John) Stockton no escuchaban a la gente, ¿sabes lo que quiero decir?. Caían, y lo seguían intentando, y lo seguían intentando. Y finalmente, al final de sus carreras, finalmente se metieron en las Finales. No las ganaron, pero ya sabes, es la búsqueda. Creo que es muy fácil decir ‘hey, deberíais romperlo todo’ desde fuera. Y creo que esa es una opinión muy fácil».

Un verano clave

Una filosofía que favorecerá la continuidad de Chris Paul y Blake Griffin, cuyos contratos máximos a partir de la próxima temporada empezarían con un salario inicial de alrededor de $35 y $30 millones, respectivamente. Algo a lo que añadir el contrato de un J.J. Redick que, pese a sus 32 años, puede superar ampliamente en el mercado su contrato actual de casi $7,4 millones en 2016-17.

Con Doc Rivers convencido de esta continuidad, queda la confirmación de que Steve Ballmer está dispuesto a aumentar de forma drástica el gasto de un equipo que, hasta la fecha, no ha pasado de segunda ronda en su historia. Y, por supuesto, que sus agentes libres quieran seguir en Los Angeles. La disponibilidad de Rivers de romper la banca a su favor puede ser decisiva para que los Clippers mantengan su núcleo por unos cuantos años más.


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