Donte DiVincenzo ha sido el mayor movimiento que han hecho los Knicks este verano. Con un contrato de 4 años y 50 millones de dólares, han reforzado las alas a largo plazo con un jugador que por juego apunta a encajar a la perfección. Los neoyorquinos están contentos sí, pero más aún el jugador, que con el futuro asegurado se siente con la calma suficiente como para desplegar su mejor baloncesto.
“Soy afortunado y estoy agradecido por tener algo de estabilidad, por estar ahora en un equipo con un contrato de cuatro años. Puedo tranquilizarme y calmarme. El año pasado, básicamente tuve un contrato por un año. Sientes ansiedad, ya que eso es más presión. Y estás jugando además con Steph Curry, Klay Thompson y Draymond Green, lo cual aumenta esa presión», comenta a Stefan Bondy de New York Post.
No le falta razón al nuevo jugador de la organización de la Gran Manzana. Cuando los jugadores están en último año de contrato no solo juegan para dar lo mejor de sí mismos, sino con la idea de poder firmar otro acuerdo al cabo de unos meses. DiVincenzo se ha quitado ahora un peso de encima. Está por ver si ese nuevo contexto le lleva a ser aún mejor o a una relajación excesiva –no creemos–; y es que en no pocas ocasiones se ha dicho que los jugadores se ponen las pilas justo cuando su futuro pende de un hilo.
(Fotografía de Sarah Stier/Getty Images)