El jugador de Golden State desvela que los problemas físicos le han obligado a cambiar su mecánica de lanzamiento
En el ciclo de Golden State Warriors con cinco Finales consecutivas y tres anillos, Draymond Green no ha sido quien más ha brillado, pero sí esa pieza elemental que ha hecho que todo funcionase. Desde la intensidad y empuje que pone sobre la cancha, pasando por su defensa feroz y por una cierta amenaza ofensiva que ayudaba a abrir la cancha, Green cerraba el círculo de unos Warriors que daban miedo. Ahora eso ha cambiado, al menos en parte.
Desde que en el curso 2015-16 realizase su mejor porcentaje en triples con un 38 por ciento (combinando temporada regular y playoffs), Green ha ido descendiendo hasta verse en las tres últimas por debajo del 30 por ciento. Es algo que le preocupa. Durante bastante tiempo Green por supuesto no era la primera opción en ataque, pero sí que era un recurso para ayudar cuando era necesario. Ese contexto ha cambiado tanto como para verlo a veces renunciar a hacer lanzamientos pese a estar solo. Hablando sobre ello en el podcast All The Smoke, Green explica que tras las Finales de 2018 tuvo que cambiar su mecánica de tiro.
«Al día siguiente no podía ni caminar. Si no llegamos a barrerlos, no sé si hubiera podido jugar el quinto partido. Y un día después directamente no podía moverme lo más mínimo. Esto me llevó a una revisión física de mis caderas y otras partes que desvelaron algún problema. Tuve que corregir cosas. Tuve que fortalecer mi núcleo y trabajar para recuperar mi cuerpo. Al hacer todo ese esfuerzo mi tiro cambió, ya que también lo hizo la forma en la que hago todo el movimiento para lanzar. Así, he estado trabajando para recuperar mi triple. Si puedo volver a superar el 36 por ciento, incluso llegar al 40 –sé que soy capaz–, la Liga volverá a tener problemas conmigo. Ese es mi objetivo», sentencia.
No le falta razón a Green. Aunque no tenga la espectacularidad de otros compañeros como Stephen Curry o Klay Thompson, contar con él como un jugador que puede marcar diferencias a ambos lados de la cancha sería muy positivo para los Warriors, ya que eso mismo haría que sus compañeros tengan más espacio y puedan ser más peligrosos.
(Thearon W. Henderson/Getty Images)