Mientras para algunos de nosotros no es más que una conspiración de poca monta, para muchos otros es de una obviedad tal que ni el Sol puede tapar. Miles de aficionados de la NBA llevan décadas especulando con la posibilidad de que la Lotería del Draft esté amañada.
No es una sospecha nueva. Desde que los Knicks se llevaron a Patrick Ewing en 1985 hasta que los Cavaliers se hicieron con el número uno para seleccionar a LeBron James en 2003, la historia está plagada de episodios que han alimentado una teoría que tendría entretenido a Richard Castle por más de un capítulo. Y lo cierto es que el Draft de este año no ha hecho más que avivar las llamas de una posible corrupción.
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Del 3% de Atlanta (2024) al 1,8% de los Mavs
Los Dallas Mavericks apenas contaban con un 1,8% de probabilidades de hacerse con el pick número uno. Aun así, lo lograron. Y salvo que Anthony Bennett renazca de sus cenizas, utilizarán esa elección para hacerse con la próxima gran estrella generacional del baloncesto: Cooper Flagg.
Este inesperado golpe de suerte llega tras una de las temporadas más proactivamente decepcionantes para la franquicia en las últimas décadas. En un movimiento que sacudió la liga, los Mavs traspasaron a su All-NBA de 25 años Luka Doncic, a Los Angeles Lakers. Un top-5 mundial a un precio (por más que uno ame a La Ceja) insignificante.
Para muchos dentro de la NBA, este giro del destino ha sido interpretado como una especie de compensación silenciosa por parte de la Liga al equipo tejano.
Draymond Green, entre la ironía y la insinuación
Invitado recientemente al late night de Jimmy Kimmel, Draymond Green no esquivó el tema. El ala-pívot de los Warriors y la sutileza tienen un índice de correlación nulo, y Kimmel lo sabe: respuesta carne de titular. Así que éste le preguntó directamente si creía que el resultado de la Lotería del Draft 2025 fue fruto del azar o si, por el contrario, hubo «mano negra».
«Aunque me suspenda a menudo y me multe todavía más, sigo considerando a Adam Silver un amigo», bromeó el cuatro veces campeón de la NBA. «Así que no voy a hacerle eso. Pero sí que puede resultar un poco sospechoso. Solo un poco».
Pese a intentar matizar sus palabras posteriormente, el dardo ya había sido lanzado. No es el único jugador en la NBA que comparte su línea de pensamiento, pero pocos se atreven a verbalizarlo por miedo a represalias del Comisionado.
«Cualquier cosa que se supone que solo ocurre el 1,8% de las veces… yo no tengo esa suerte. Porque a mí nunca me pasa», remató con una sonrisa repleta de mensaje.
(Fotografía de portada de Cary Edmondson-Imagn Images)
