Para la gran mayoría el movimiento del verano.
Dejando las edades a un lado, de unirlos todos juntos en la cancha —Parker/Ginobili/Leonard/Aldridge/Duncan—, los San Antonio Spurs casi podrían hablar de un quinteto Big Five.
El problema es que, a la hora de hacerlo efectivo todos encajan perfectamente en su hábitat de acción…excepto Tim Duncan. Si bien nadie duda de que Tim derrocha habilidad para ejercer de pívot y que con el paso de los años ha ido acercándose más y más al aro, también es vox populi que donde Duncan hace más daño es desde el puesto de ‘4’ (no por nada Durant lo ha elegido en ese puesto en su mejor quinteto de la historia).
Y resulta que su fichaje estrella, LaMarcus Aldridge, también se desempeña en esa posición. Para más inri, los vídeos de los partidos nos dicen que ambos jugadores tienen un lugar preferido a la hora de atacar la canasta; el lado izquierdo.
Sin embargo, si un mago de los banquillos como Gregg Popovich no fuera suficiente para resolver este «problema», Duncan, veterano como pocos y proyección de Pops y su pizarra en la cancha, no advierte ninguna dificultad en que ambos jugadores pueda compenetrarse jugando a la vez y sacando rédito simultáneo a sus habilidades. ¿Su visión del asunto? Carta blanca.
«No estoy preocupado sobre si él (Aldridge) beneficiará mi juego. Me voy a preocupar por beneficiarle yo a él. Voy a dejarle hacer sus cosas y ver, desde ahí, que puedo hacer yo para ayudar. Voy a buscar la fórmula del éxito para jugar juntos», han sido las declaraciones de Duncan a Jared Zwerling, de Bleacher Report. Humildad casi injustificada.