Kevin Durant ya prepara su vida para cuando deje de jugar al baloncesto profesional. La estrella de los Warriors, un hombre de negocios que tiene inversiones en hasta seis compañías de nuevas tecnologías, tiene decidido hacerse con la propiedad de una franquicia de la NBA.
Tiene tan claro lo que quiere como que no puede conseguirlo sin formación. Por ello, Durant lleva un año y medio reuniéndose con los actuales propietarios y directores generales junto a su socio Rich Kleiman. El objetivo es conocer de cerca cómo funciona el negocio antes de lanzarse a ser parte de él.
Más allá de su deseo por hacerse con las riendas de un franquicia, Durant aboga por dar un impulso a los jugadores afroamericanos en cuanto a ocupar puestos de responsabilidad en el día a día de los equipos.
«Creo que debería haber más en puestos relevantes como general manager, ojeadores y entrenadores. Hablo de todo aquello que implique operaciones diarias en estas franquicias. Creo que en esos puestos debería haber más jugadores experimentados», comenta a ESPN.
Vida tras la canasta
Seguir ligado al baloncesto motiva a Durant, pero entiende que el futuro de los jugadores de la liga debe recaer en diversificar e invertir en otros ámbitos para que puedan seguir ganando dinero una vez que terminen de jugar. «Somos nuestros propios negocios. ¿Por qué no intentar controlar eso y aprovecharlo para alcanzar una vida mejor cuando te retires? De eso se trata», sentencia.