New York quiere una súper estrella. En ‘la ciudad que nunca duerme’, donde Spike Lee lleva sufriendo demasiado en primera fila, necesitan volver a la élite de la NBA; y sí, eso pasa por convencer a uno de los mejores jugadores de la Liga para que se una a un proyecto que tras varios años dando tumbos –el dúo Carmelo Anthony-Phil Jackson acabó por dinamitarlo–, empieza a dar sensación de encontrar el sosiego necesario para crecer.
Con esa nueva corriente sonó la posibilidad de que Kyrie Irving firmase con ellos en 2019 –si bien aclaró que pretende seguir en Boston–, y hace escasas 24 horas la ciudad amanecía con una gran pancarta para reclutar a Kevin Durant de cara a la agencia libre del próximo verano.
Hacerse con Durantula sería un paso enorme, pero aún no está claro ni si decidirá dejar Golden State Warriors. Sea una u otra la decisión futura, el alero All-Star no parece estar por la labor de hacer un guiño a ningún equipo; tanto es así que asegura no estas impresionado por los grandes carteles que le piden unirse a los neoyorquinos el próximo 1 de julio.
«Para ser honesto, no sé cómo sentirme realmente ante este tipo de cosas. Es genial. No hay ninguna falta de respeto, pero realmente no estoy impresionado. Simplemente me gusta mucho jugar al baloncesto… Sé que esto también forma parte del juego, pero no es algo que me haga levantarme de mi asiento», comenta a Ian Begley de ESPN.
El Madison, otra historia
Más allá de dónde acabe dentro de unos meses, Durant no puede sino admitir que jugar en el Madison Square Garden es algo que no se puede comparar a las otras canchas. «Es como un patio de recreo con paredes. Caminas un poco y ya estás en la calle. Es como si estuvieras jugando en Rucker Park (cancha de baloncesto localizada en el barrio de Harlem). Y esa energía… Recuerdo mi primer partido allí como novato. Jugué bastante bien, creo que hice 30 puntos. Mi familia vino y después lo celebramos un poco. Esa energía… es puro amor por este juego lo que se respira en el Garden», sentencia.