Dwyane Wade está esta semana por todas las televisiones, radios y medios de Internet, con motivo del tour para promocionar su libro “A Father First: How My Life Became Bigger Than Basketball”. Y donde quiera que vaya, las preguntas sobre baloncesto se suceden. Desde Jeremy Lin, pasando por los traspasos ocurridos, y, sobre todo, preguntas sobre quiénes serán sus rivales para revalidar el título conseguido. Y es ahí donde Wade más se ha mojado.
“Los Lakers van a ser fantásticos, pero tienen que lograr que esto funcione”, dijo Wade en un tono con tintes de cierta advertencia. “Hay gente que quiere que funcione de inmediato; otras personas esperan hasta mitad de temporada; y algunos hasta el año siguiente. Obviamente, si ellos necesitan el éxito que desean, van a tener que hacerlo de inmediato”.
Ésa es una duda generalizada, incluso para el propio aficionado laker. La conjunción de las nuevas piezas con las antiguas es algo que ha de resolverse, y para Wade es ahí donde puede estar el punto flaco de los angelinos. Esta situación se agrava si se mira hacia una enfermería donde está Dwight Howard, quien aún no tiene una fecha para su regreso a las canchas. Tiempo al tiempo.