Dicen que para ser de los mejores hay que ser bueno hasta fallando, una frase a la que Tyrese Maxey ha dado sentido esta madrugada en la victoria de los 76ers ante Golden State por 99-98. Una victoria que ha llegado de la manera más caótica, improbable y heroica posible, y que, de alguna manera, empezó con un air ball que debería haber sido una condena. Pero que fue la clave de una de las secuencias más increíbles de lo que llevamos de temporada.
Philadelphia estaba al borde del colapso. Ante unos Warriors sin Curry ni Butler y después de haber estado 24 arriba, el cuadro de Pensilvania entró en barrena en un fatídico último cuarto y empezó a ver cómo la distancia caía en picado. En un aro, Pat Spencer hacía maravillas para resucitar a Golden State; en el otro, a los locales se les atragantaban los compases finales de forma cada vez más peligrosa. Hasta que ocurrió lo inevitable y los de Steve Kerr culminaron la remontada.
Pero quedaba aún una última opción, que los 76ers pusieron en manos de la única opción posible. Con 35 tantos en su casillero y otra noche de cargar el equipo a sus espaldas, era Maxey o Maxey, y los Warriors lo sabían. Por eso, aunque tenía encima a un gran defensor como De’Anthony Melton, enviaron a Buddy Hield al dos contra uno para dificultarle aún más el tiro ganador. Decisión que, como si de una escena de Destino Final se tratase, inició una carambola que valió el triunfo local.
Y es que, fruto de la extenuación y de la presión defensiva, Maxey dejó su tiro demasiado corto, tanto que ni siquiera tocó el aro y dejó el balón a merced de quien pasara por allí. Y por allí pasaba V.J. Edgecombe, que había quedado sin marcador después de que Hield fuera a la ayuda y que cargó como loco el rebote sabedor de lo que había en juego. Una decisión que tuvo premio y le permitió palmear el balón y poner a los suyos por delante con menos de un segundo para el final.
VJ EDGECOMBE PUTBACK WITH 0.9 LEFT.
— NBA (@NBA) December 5, 2025
TYRESE MAXEY CHASEDOWN BLOCK.
SIXERS WIN AN ABSOLUTELY WILD ONE. pic.twitter.com/9DdW1eJbDk
Pero 9 décimas son un mundo en baloncesto, y así lo sabía un Melton que, al ver a los hombres de Philadelphia volcados, comenzó a correr pidiendo un pase largo con el que plantarse bajo el aro. Cuando eso ocurrió, Maxey estaba aún casi metido en el banquillo viendo qué había pasado con su intento de game winner. Pero a velocidad pura, pocos ganan a Tyrese en la liga. Y aunque Melton recibió el pase que buscaba, no vio venir lo que tenía por detrás.
El base se resarció de su air ball con un increíble tapón que dejó la victoria en el Xfinity Mobile Arena y que se sumó a una lista de proezas que empieza a ser ya de una longitud considerable. Si los 76ers están donde están es indiscutiblemente por Maxey, y lo de esta madrugada fue la enésima confirmación. Dio igual que no estuviera Embiid, dio igual que no estuviera George. Si está él, está Philadelphia. Porque incluso cuando falla, las cosas acaban saliendo bien.
(Fotografía de portada: Bill Streicher-Imagn Images)





