Los Pelicans aún no han apretado el gatillo, pero no por falta de tentación. Si en verano de 2019 se vio la llegada de Zion Williamson como el inicio de un periodo exitoso, ahora todo son dudas a causa de las continuas lesiones del All-Star, las cuales le han llevado a disputar únicamente 114 partidos de temporada regular en 4 años; es decir, 28,5 por curso.
Con su máxima estrella casi siempre de baja, los de New Orleans han tenido una sola aparición en playoffs en las últimas cuatro campañas –curiosamente en la que no jugó Zion–. Tal dinámica es insostenible para una organización que tiene disparado el gasto salarial y que necesita resultados inmediatos, ya que la inversión en el actual proyecto así lo exige.
Conocedores de todo ello, y en consonancia con los expresado por William Guillory y John Hollinger de The Athletic, la franquicia de Luisiana sabe que en estos momentos no tiene otra opción que ver si un núcleo formado por Zion Williamson y Brandon Ingram puede tener éxito, a pesar de que solo jugaron 12 partidos juntos sumando las dos últimas temporadas.
Los Pelicans tiene un plan (forzado), pero no lo mantendrán eternamente. Según los citados periodistas, en la organización están planteando en estos momentos que la temporada 2023-24 sea el último intento de que el actual proyecto tome vuelo. Si no lo consiguen, si se vuelve a vivir un curso decepcionante, están listos para mover a Williamson o Ingran y cambiar de rumbo.
Más allá de esta decisión que se antoja determinante, en la oficina principal de los de Luisiana entienden que es momento de ir mirando al futuro, siendo uno de los puntos candentes la renovación de Jonas Valanciunas, quien termina contrato en junio de 2024. Su continuidad puede depender mucho de cómo marche la campaña y si ven necesario mantener el gasto salarial, el cual se encuentra en estos momentos en 167 millones de dólares en contratos garantizados para la 2023-24.
(Fotografía de Michael Reaves/Getty Images)