El acuerdo para mantener a los Kings en Sacramento, «absolutamente muerto»

La guerra abierta entre los actuales propietarios de los Kings y la ciudad de Sacramento tuvo ayer viernes su batalla más cruenta en la otra parte del país. La familia Maloof y el alcalde de la ciudad californiana, el ex-jugador Kevin Johnson, ofrecieron sendas ruedas de prensa en New York, lugar de reunión de la Junta de Gobernadores de la NBA, en la que mostraron con crudeza la escasa confianza y complicidad entre ellos.

«Si el alcalde dice que no negocia entonces ha matado el acuerdo, se ha acabado». Así de rotundo se mostraba uno de los miembros de la familia que controla a los Kings, George Maloof, quien intentaba luego mostrarse diplomático al afirmar que «nuestra intención es quedarnos en Sacramento, no hacer saltar todo por los aires. Hace un año, volvimos y nos quedamos, hemos sido buenos chicos. Joe y Gavin (Maloof, hermanos de George) hemos hecho lo posible para llenar el pabellón. Ahora es tiempo de negociar un acuerdo mejor».

Sólo un mes y medio antes, durante el All-Star de Orlando, ambas partes alcanzaron el que parecía un acuerdo que sellaba la continuidad de los Kings en Sacramento. Pero pese a anunciarse a bombo y platillo, el comisionado de la NBA David Stern matizaba ayer que «teníamos un principio de acuerdo, un marco sobre el que negociar, un trato. Llamadle como queráis. Desde mi punto de vista, no era vinculante. Creo que es justo que los Maloof digan ‘no quiero hacerlo'».

El primer punto de discordia que amenaza con romper de forma definitiva cualquier opción de mantener a los Kings en Sacramento es uno de los gastos iniciales necesarios para la construcción del nuevo pabellón: un estudio para evaluar el impacto ambiental del recinto. Una factura valorada en algo más de 3 millones de dólares que ninguna parte quiere asumir, y que irónicamente es una pequeña parte de la inversión necesaria para levantar el nuevo arena. A modo de ejemplo, la familia Maloof se había comprometido inicialmente a aportar hasta 150 millones de dólares.

Pero nada de esto parece que va a ocurrir. El propio Stern confesaba tras el encuentro de la Junta de Gobernadores, máximo organismo rector de la liga, que no era «optimista» sobre un acuerdo entre ambas partes. Y Kevin Johnson, alcalde de Sacramento y uno de los mejores bases de la NBA a finales de los 80 y principios de los 90 con los Suns, tampoco se mordió la lengua al respecto.

Johnson se reunió durante dos horas con los responsables de los Kings, y su decepción fue evidente en la rueda de prensa posterior, que se presentó afirmando que «desaría tener mejor noticias». «No sé que planean hacer los Maloof», afirmaba después el alcalde de la capital californiana desde 2008 (en junio se presentará a la reeleción). «Pero sé que no planean honrar su compromiso para un nuevo pabellón en el centro de la ciudad». Johnson recogía de forma visible el guante lanzado por George Maloof, y calificaba a su anterior acuerdo como «absolutamente muerto»

Con la relación entre franquicia y ayuntamiento virtualmente rota, otras ciudades observan con mucho interés los acontecimientos que se producen desde Sacramento y New York. Es el caso de Seattle y Anaheim.

Chris Hansen, el millonario californiano que planea construir un nuevo pabellón en Seattle para devolver a la vida a los SuperSonics (trasladados a Oklahoma City y rebautizados como Thunder hace casi cuatro años), afirmaba que «estos acontecimientos son un recordatorio de que las oportunidades pueden surgir rápidamente de forma inesperada», en declaraciones recogidas por el Seattle Times. Hansen urgía a acelerar el proceso de un nuevo pabellón en la ciudad del estado de Washington, cuyo KeyArena, hogar de los Sonics durante años, es considerado como obsoleto por la NBA.

Mucho más cercana está la opción de Anaheim, ciudad del sur de California cercana a Los Angeles que tiene las puertas abiertas de par en par a los Kings desde hace tiempo. La concejal Lorri Galloway reconocía al Orange County Register que ha hablado recientemente con George Maloof, y le ha recordado personalmente que «Anaheim no le cobrará ningún gasto inicial de desarrollo» en un hipotético traslado, una forma clara de afirmar que no habrá tantos obstáculos para cerrar un acuerdo como con Sacramento.

«Anaheim sigue preparada para un equipo NBA», declaró Galloway. El Honda Center de Anaheim, hogar de los Ducks de la NHL, sería el posible destino de los Kings si decidieran finalmente romper con sus 17 años de historia en Sacramento y aceptar la mano tendida de la ciudad. A cada desencuentro, las opciones aumentan cada día más.


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