El famoso ‘plante’ de los Pistons a los Bulls en los playoffs de 1991

Isiah Thomas ha pedido disculpas recientemente por encabezar aquellos hechos

Rebobinamos hasta la lucha por el título de la temporada 1990-91. Aquella en la que los Chicago Bulls se coronarían por primera vez en unas Finales después de exterminar el dominio de los Pistons, primero, en la Conferencia Este y más tarde el de los Lakers, a nivel global.

Durante el tercer y cuarto episodio de The Last Dance, la superproducción de Netflix y ESPN rescata la añeja animadversión que Pistons y Bulls se profesaban a finales de los 80. El equipo instalado en Detroit había ejecutado a Chicago en los playoffs de 1988 a 1990, pero el año siguiente Michael Jordan y compañía romperían a su enemigo mortal y enterrararían la legislatura de los Bad Boys.

En aquella ocasión, el aplastamiento de los Bulls sobre los Pistons resultó incontestable. 4-0, sin opción de que Isiah Thomas y sus soldados pudieran defender corona en su mitad del país. En tal precedente ocurrió la célebre espantada de Detroit antes de que terminara el encuentro que les mandó de vacaciones. Unos pocos segundos antes de caer en el cuarto choque seguido, los jugadores de los Pistons —Thomas y Bill Laimbeer a la cabeza— abandonaban el parqué sin siquiera saludar, presentar respeto como mandan los cánones, al vencedor. Hablamos de un gesto que se grabó en la posteridad como uno de los más antideportivos de la historia americana. En el deporte, se entiende.

Y que, por supuesto, todavía levanta tensiones entre protagonistas.

Vaya que si las levanta. Al hilo de la intolerancia Detroit-Chicago, en uno de los capítulos del documental Michael Jordan alegó lo siguiente sobre Isiah Thomas: «Podéis enseñarme lo que queráis. No hay forma de convencerme de que no lo era (un idiota)». Fue cuando le mostraron un vídeo con la explicación de Thomas de por qué los Bad Boys se largaron antes de tiempo. Le sigue sin servir ningún tipo de excusa a His Royal Airness.

«Ellos ya sabían que les habíamos azotado el culo. Les pasamos por encima. Para mí, eso fue hasta mejor que ganar un campeonato», añadía Jordan, en declaraciones publicadas por Mark Medina (USA Today).

En el ’23’ hasta existe un componente de mala sangre que perdura en la actualidad. «Oh, yo les odiaba. Y ese odio ha llegado hasta el día de hoy», podía decir MJ en el capítulo tercero de The Last Dance.

La explicación de Isiah

Rescatando estos viejos episodios de los 80 y 90, Isiah Thomas aprovechó la ocasión para pedir disculpas por aquel gesto tan poco popular. Lo hizo en su aparición de este lunes en el programa de ESPN Get Up.

«Sabiendo lo que sabemos ahora, ya a posteriori de lo que tuvo lugar, pienso que todos nosotros teníamos que habernos parado y decir ‘eh, enhorabuena’. Lo habríamos hecho. Pero durante ese tiempo no es cómo ocurrió», se excusaba Isiah, tras pedir disculpas por aquel célebre desplante. «Pido perdón como líder de ese equipo y como líder de una comunidad», alegó Thomas.

https://twitter.com/Oldskoolbball1/status/1254820080418009089

Cosa de Laimbeer

Isiah detalló que su compañero Laimbeer fue quien dio la idea de marcharse de una manera poco deportiva. «No vamos a darles la mano». Y todos le siguieron.

El antiguo base de los Pistons también defendió que ellos no resultaron los únicos en incurrir en un acontecimiento similar. Pero sí son los únicos a quienes se recuerda y castiga por ello.

Después de ganar las finales del Este a los Celtics en 1988, Thomas alegó que ningún jugador de Boston, exceptuando a Kevin McHale, se detuvo para darles la mano. «No fue algo que estuviera mal para nosotros». Eso sí, la escuadra verde no abandonó la cancha antes de tiempo, como sí hicieron los Pistons en 1991.

Por su parte, Jordan denuncia en The Last Dance que durante los años anteriores (88, 89 y 90) los jugadores de los Bulls felicitaron a sus verdugos de postemporada. «Yo di la mano a todo el mundo. Dos años seguidos, les dimos la mano cuando nos ganaron. Había un cierto respeto hacia el juego. Eso es lo que es la deportividad, no importa lo que duela. Porque créeme, duele», podía apostillar MJ.

De ese modo, las hachas todavía no quedan enterradas del todo. Las tensiones entre Jordan y sus verdugos de hace tres décadas no han sido desinfectadas de manera completa.

Quedarse fuera del Dream Team

Thomas también compartió en Get up que uno de los pasajes de su carrera que más le duele (todavía) fue no ser incluido en el Dream Team de 1992.

Precisamente la enemistad que le granjeraron sus enfrentamientos con Jordan resultó clave para dejarle fuera de aquel legendario conjunto. «Nadie quería jugar con él», pudo escribir en su momento Magic Johnson (vía NY Post), con quien después Isiah hizo las paces.

Thomas alegó no conocer exactamente quién estuvo en contra de su presencia en el equipo, pero añadió que aquello le dolió sobremanera.

«En 1980 estuve en un equipo olímpico. Fui votado como Atleta del año. Lo único que echo de menos en mi palmarés fue estar en el Dream Team. Cuando vi que no estaba en el equipo hubo mucha controversia al hilo de esa decisión. Todavía no sé quién la provocó o por qué dijeron que no debía estar allí. Es el mayor agujero de mi carrera. Es en lo único en lo que no triunfé. Creía que tenía que estar en ese equipo. Sin embargo, no fui parte de él. Eso me hirió. Y, mirando hacia atrás, si no fui parte de ese equipo por no estrechar la mano de alguien, si esa fue la razón para quedarme fuera del Dream Team, entonces estoy más decepcionado ahora de lo que estuve en el momento de no ser seleccionado», confesaba Thomas.

Viejas heridas difíciles de suturar. Emociones que siguen demandando un peaje tras las históricas batallas de los 80 y 90.

(Fotografía de portada: Andy Lyons /Allsport)


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