Los Hawks habían conseguido apretar el marcador hasta el punto de poner en serio peligro la victoria de Cleveland, pero en ese momento LeBron James encontró un enorme hueco en la defensa de Atlanta para realizar una penetración extraordinariamente rápida y machacar.
En el debe de los Hawks hay que anotar la pobre defensa de Kyle Korver y Kent Bazemore, quienes no fueron capaces de reaccionar ante la velocidad de James.
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