Cinco derrotas seguidas, sin Stephen Curry, sin Draymond Green, recibiendo a unos lanzados Rockets… Lo cierto es que la mezcla de factores hacía pensar que los Warriors tenían poco que hacer anoche, pero justo estando en las peores apareció un inesperado Jonathan Kuminga para sacarse el mejor partido de su carrera (33 puntos) y llevar a los californianos hasta el triunfo por 99-93.
Fue un encuentro sufrido, uno en el que se sudó cada canasta y en el que el joven alero de Golden State brilló como nunca antes, ya que no solo logró la mejor anotación de su carrera, sino que asumió toda la responsabilidad en el clutch para terminar por noquear a Houston –no extraña que Curry y Green se volviesen locos en el banquillo–.
Sin duda Golden State necesitaba esta victoria. Tras un enorme comienzo de temporada, cinco derrotas consecutivas estaban golpeando la confianza de un equipo que parecía deambular sin rumbo. Anoche rompieron esa dinámica con la explosión de un Kuminga que será agente libre restringido el próximo verano y que desea demostrar que puede ser un gran jugador en la NBA.
Respecto al resto de actuaciones individuales en los de San Francisco, destacaron los 23 puntos de Andrew Wiggins, quien fue duda hasta última hora, así como los 12 rebotes de un más que intenso Brandin Podziemski
En cuanto a las lesiones de Stephen Curry y Draymond Green, el primero está fuera por problemas de dolor en las rodillas, mientras que Green sufre rigidez en su pierna izquierda. En toso caso, es probable que ambos regresen para el partido de este viernes.
Houston, noche para olvidar
En los Rockets no funcionó absolutamente nada. Si bien fueron tan duros en defensa como siempre, el ataque estuvo atascado durante los 48 minutos que duró el partido. De este modo, el máximo anotador fue un Alperen Sengun que se fue a los 16 puntos y 8 rebotes. Poco más hubo que se pueda destacar. En el lado negativo de la balanza sigue apareciendo un Jalen Green que se quedó en 14 puntos tras firmar un 4 de 16 en el lanzamiento.
