Restando pocos segundos para el final del último cuarto del primer partido de las Finales de la NBA, Stephen Curry vio un hueco en la canasta de los Cavaliers para anotar una fácil bandeja. Sin embargo Kyrie Irving se rehizo en defensa y colocó un milagroso tapón que dejó el marcador igual que estaba, 98-98.
En la siguiente jugada los Cavs no pudieron anotar y el encuentro se fue a la prórroga.