Elena Delle Donne, obligada a jugar por la WNBA pese a su enfermedad inmunodeficiente

La WNBA se ha visto salpicada por una importante polémica. Elena Delle Donne, actual MVP de la competición, ha anunciado que la liga ha rechazado su solicitud de ausencia por motivos médicos, de forma que está obligada a participar en los partidos disputados en la burbuja si quiere recibir su salario de esta temporada. La jugadora de los Washington Mystics padece la enfermedad de Lyme, una enfermedad inmunodeficiente que sitúa a Elena en el grupo de riesgo ante el Covid-19.

Como ella misma afirma en un artículo para The Players Tribune, lleva años tomando 64 pastillas al día para poder mantenerse en buenas condiciones, y varios doctores han avalado su situación. No obstante, los médicos de la WNBA no parecen considerar su situación de la misma forma.

«Cuando la Liga empezó a revisar la situación de las distintas jugadoras que habían solicitado no participar por motivos de salud ni siquiera pensé que pudiese existir alguna duda en mi caso. No necesitaba que un grupo de profesionales me dijese que mi sistema inmunitario era de alto riesgo. Llevo toda la vida jugando con un sistema inmunitario de alto riesgo. Vivo con un sistema inmunitario de alto riesgo. Sin embargo, me aseguré de seguir el protocolo, y un par de días después varios médicos que nunca habían hablado conmigo o con mi doctor decidieron rechazar mi solicitud» afirma. «Ahora tengo dos opciones: poner en riesgo mi vida o renunciar a mi sueldo».

Elena afronta este problema desde una posición económica mucho más cómoda que la media, aunque su perspectiva dista mucho de la de cualquier jugador de la NBA. El contrato que firmó con los Mystics este año la vincula a ellos durante 4 temporadas a cambio de 899.480 dólares. Si no jugase este año, perdería 215.000.

Dolida

Elena reconoce que su deseo siempre fue el de jugar, pero que las dudas con respecto a la burbuja le hicieron replantearse si valía la pena. Pidió información acerca de las instalaciones, pero, aun considerando que estas eran un entorno seguro, afirma que el más mínimo riesgo de contagio es excesivo en su caso, y que le duele que, en una situación así, se ponga en duda su profesionalidad.

«Básicamente, la decisión de la Liga dice que estoy siendo tonta por creer a mi médico o que estoy fingiendo una enfermedad para escaquearme y cobrar sin hacer nada. Supongo que por eso jugué las Finales del año pasado con tres discos de la espalda herniados. Por eso me dedico a entrenar durante siete meses al año pese a que no hay partidos, a que nadie me ve, y a que no se me paga por ello. Por eso he sometido mi cuerpo de más de 1,80 a tantos vuelos en clase turista que ya no recuerdo lo que es tener unas piernas que no estén peligrosamente hinchadas. Por eso me tomo 64 pastillas al día. Porque soy la clase de jugadora que se inventa una enfermedad para no ir a jugar».

Tres motivos

Elena asegura además no tiene aún clara la decisión que tomará, pero que ha hecho público el caso por tres motivos: «El primero es que, aunque sé que he tardado mucho en hacer pública mi enfermedad de Lyme, quiero usar esta plataforma para que se conozca y ayudar a otros afectados. Espero que esto sea un inicio».

«La segunda, es que sé que el dilema que estoy afrontando (arriesgar mi salud o perder dinero) es el mismo al que se enfrentan muchos norteamericanos, solo que ellos lo hacen en una situación mucho más grave que la mía. Muchos de ellos, en especial gente de raza negra y gente de raza negra perteneciente al colectivo LGBTQ+, se enfrentan a problemas como la falta de alimento o de hogar, y quiero expresar mi apoyo y solidaridad al respecto».

«Y por último, para decir algo que llevo pensando un tiempo: hay muchas cosas en el mundo que desconocemos. Cuando eres joven y vas creciendo, si tu salud es buena ves el mundo de una forma muy sencilla: si me ocurre esto, hago esto y se arregla; si me encuentro mal, voy al médico y se arregla… Pero desde que padezco esta enfermedad empiezo a preguntarme cuántas cosas escapan a nuestro conocimiento».

(Fotografía de portada: Harry How/Getty Images)


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