Philadelphia comunicó ayer un nuevo diagnóstico sobre la evolución de la lesión de Joel Embiid. El pívot, que su fue un pequeño desgarro en su menisco, podría volver a jugar el 3 de marzo ante New York Knicks y se perderá por tanto al menos los cuatro siguientes encuentros. Al menos esos son los tiempos que manejan desde la franquicia, pero Embiid está molestó por cómo se ha tratado públicamente su lesión.
Embiid se lesionó por primera vez el 20 de enero ante Portland, justo antes de ser elegido Jugador de la Semana. Tras perderse los tres siguientes encuentros volvió a jugar el 27 de enero para nuevamente desaparecer de las alineaciones de forma definitiva. Pero desde el primer momento los 76ers calificaron su estado como “día a día” y es es algo que no gustó al novato de 22 años.
“No me gustó lo que dijeron al principio de día a día. Me dijeron que me iba a perder dos o tres semanas, así que no estaba contento con lo que dijeron”, explicó Embiid a un grupo de periodistas presentes en el entrenamiento de Philadelphia este jueves. “Pensé que dejando mi nombre así todo el mundo iba a estar pensando en mi todo el tiempo en lugar de decir cuando iba a volver. Así que estoy contento de que lo que han hecho hoy diciendo que estaré fuera los próximos cuatro partidos. No me gustó, pero como he dicho, ellos toman las decisiones”.
Embiid, aún sin estar recuperado del todo, ya ve el final del túnel cerca. “El plan es que ponerme en forma. Hoy ha sido el primer entrenamiento completo en cuatro o cinco semanas. No estoy a tono para jugar al baloncesto”, explicó, añadiendo que las molestias van remitiendo. “No había hinchazón ayer. Esta mañana, solo un poco. Acabo de terminar el entrenamiento y me siento bien. Hay un poco de hinchazón pero puedo controlarlo. Tengo que estar sin síntomas antes de jugar”.