El Team USA derrotó a República Checa bajo el liderazgo anotador de Mitchell, que se marchó hasta los 16 puntos
Un buen equipo, pero no uno brillante. Esa es la sensación que dejó Estados Unidos tras disputar su primer partido en el Mundial de China contra República Checa. El conjunto dirigido por Gregg Popovich se llevó el triunfo con comodidad, tal y como refleja el 67-88 final; sin embargo, dejó en el aire lo que ya se denomina como puerta abierta para vencerles y, por tanto, para destronarles como campeones del mundo.
Porque el comienzo del Team USA fue frío. Con orden y dominando el rebote, la selección europea dejó a los NBA en solo 17 puntos al finalizar el primer cuarto; es más, incluso llegaron a estar arriba en el marcador 11-7. Eso sí, conforme fueron pasando los minutos el físico de su rival se impuso. Y es que EE.UU. no empezó acertado en el tiro, pero poco tardó en demostrar que si se afanan en defender, pueden asfixiarte. Así, no permitieron que los checos alcanzasen la veintena de puntos en ningún cuarto.
A base de buenas defensas y compartiendo el balón –16 puntos de Donovan Mitchell, 14 de Harrison Barnes, 13 de Kemba Walker y 10 para Jayson Tatum– la lógica terminó por imponerse pese a que los checos pelearon por no verse lejos en el electrónico. Lo consiguieron durante dos cuartos y medio, sobre todo porque Tomas Satoransky –ha firmado en verano con Chicago 3 años y 30 millones de dólares– realizó un muy buen partido al marcharse hasta los 17 puntos y 5 asistencias. No fue suficiente. La superioridad del combinado norteamericano se impuso. En cualquier caso, Mitchell entiende que deben mejorar.
«Tenemos que darles crédito. Son un equipo muy competitivo y estuvieron conjuntados. Es justo lo que esperábamos al llegar al torneo, que los equipos estén conectados y tengan una buena química. Hicimos muchas cosas bien como proteger nuestra canasta, pero tenemos muchas cosas en las que trabajar», señala el jugador de Utah Jazz.
Juego coral
Aunque no fuese una de esas clásicas palizas a las que había acostumbrado EE.UU. al público en el citas internacionales, tampoco se puede pasar por alto que con Popovich al mando de las operaciones el equipo juega de un modo bastante coral. Lejos de lo que a veces era más una exhibición que un partido en sí, los primeros minutos del Mundial ya desvelaron que los estadounidenses van a pasarse la pelota, y mucho. Quizás aún no han encontrado el feeling necesario para que todo vaya rodado, pero repartir 18 asistencias y perder solo 7 balones es estar en buen camino.
Habla Popovich
Tan exigente como convencido de lo que hace, Gregg Popovich ve el torneo como una montaña a escalar en la que ir aprendiendo continuamente. «Fue un partido muy competitivo, físico y que nos sirvió para aprender mucho. El baloncesto internacional es algo diferente al de la NBA. Hay muchos equipos buenos y nos da la oportunidad de mejorar. Así es como encaramos casa uno de los partidos, tratando de ser el mejor equipo que podamos ser. Tenemos un camino por recorrer, pero estamos dispuestos a ello», señala el seleccionador estadounidense.
El siguiente: Turquía
El nivel de exigencia para EE.UU. crecerá el martes cuando deba enfrentarse a Turquía, país con el que se jugará el primer puesto del grupo E. Los turcos, que en su encuentro de debut vencieron a Japón por 86-67, cuentan en sus filas con varios conocidos para los jugadores de Estados Unidos como son Ersan Ilyasova –quien el primer día lideró a los suyos con 19 puntos–, Cedi Osman o Furkan Korkmaz. Sin duda será una buena piedra de toque para comprobar si los norteamericanos elevan su nivel conforme el envite se hace más exigente.
(Fotografía de Lintao Zhang/Getty Images)