Fallar a propósito para firmar un triple-doble

Giannis Antetokounmpo tenía muchas ganas de terminar con un triple-doble en la visita de los Bucks al Capital One Arena de Washington. Con los Bucks ganando por 111-117 a falta de unos pocos segundos, los Wizards bajaron los brazos y se limitaron a dejar morir el partido, momento en que el griego, que llevaba 23 puntos, 13 asistencias y acababa de coger su noveno rebote, decidió que era el momento de redondear su hoja estadística. Cruzó la pista, llegó andando al aro rival y falló a propósito para hacerse con su propio rebote y firmar su cuarto triple-doble del curso.

El de Milwaukee tuvo al menos la decencia de cruzar hasta campo rival, algo que no tuvo en 2003 Rick Davis, quien intentó hacer lo propio pero lanzando el balón contra su propia canasta. En aquella ocasión, no obstante, el de los Cavaliers no se salió con la suya, pues el tiro y el rebote fueron anulados por la mesa de anotadores.

Al margen de la anécdota, Giannis anotó o asistió 25 de los 34 puntos de los Bucks en el último cuarto, y fue ahí donde residió la grandeza de su partido, mucho más que en el hecho de sumar 9 o 10 rebotes. La idea de basar las narrativas y opiniones más en los números que en el análisis y las sensaciones ha generado una cierto obsesión con la estadística, pero lo cierto es que el partido de Antetokounmpo habría sido igual de bueno hiciese o no el triple-doble. Y él debería saberlo.

(Fotografía de portada: Patrick Smith/Getty Images)


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