Finales NBA: Curry contra el mundo no es suficiente y los Raptors ponen el 2-1

El escolta de Golden State firmó 47 insuficientes puntos

“Que les den el anillo ya”, se decía varias veces durante esta temporada. Referencia clara al favoritismo de los Warriors, para muchos lanzados a su tercer anillo seguido. Lo estaban, pero todo se empezó a torcer en ese famoso quinto duelo de semifinales del Oeste, cuando Kevin Durant se lesionó el Aquiles. Y luego, ya saben, lo que es susceptible de empeorar, empeora. La vida y las lesiones tienen estas cosas, que no avisan. Para el Game 3 Golden State no podía casi acumular más desgracias: KD seguía sin estar, Kevon Looney se había dañado la costilla en el duelo anterior y el muslo izquierdo de Klay Thompson le obligaba a no correr riesgos dramáticos este miércoles.

Así que estos Warriors dejaron solo contra todos a Stephen Curry. La noche de Oakland hizo honor al nombre del equipo de La Bahía, guerreros hasta el último suspiro para tratar de evitar el 2-1. No pudo ser. Unos Raptors que aprovecharon su oportunidad se llevaron el duelo de Oakland (109-123) tras un gran trabajo colectivo y colocaron el 2-1 en las Finales a su favor.

Curry firmó 47 puntos, 25 de los 52 de los Warriors al descanso, en un despliegue anotador que supone un récord para él en las Finales. En un trabajo de cara al aro con una hoja de tiro de 14/31 en tiros de campo y 6/14 en triples. Además, 8 rebotes, 7 asistencias y 2 robos. Todo ello con un descanso de apenas 5 minutos. Fue un show. Insuficiente, pero un inolvidable show.

Exprimir a Curry era la única solución que le quedaba a Steve Kerr por mucho que se empeñara por otros lados de extender la rotación. Los primeros compases del partido, y por momentos la primera mitad, fueron los de un Curry contra el mundo. Un jugador contra un equipo entero. Tuvo que pasar toda la mitad del primer cuarto para que alguien diferente a él firmara una canasta en juego en los locales. Fue, por cierto, Andrew Bogut, quien hizo uno de sus últimos grandes servicios como profesional en la NBA. El australiano no es el de 2015, pero a cambio es un tipo más listo y capaz de rentabilizar y entender mejor sus recursos. Eso sí, es buena pieza de repuesto, nunca más titular que decante la balanza de manera continuada como parte del quinteto.

Se trataba de sobrevivir

Al término del primer cuarto los Warriors sobrevivían (29-36). Curry había firmado ya 17 puntos y la heroica estaba instalada en el Oracle Arena. El público, consciente de ello, buscó dar un apoyo extra a los suyos. El suceder de los minutos era una agonía de lucha para Golden State, que parecía irse del encuentro pero que entraba de nuevo en él merced a sequías de los Raptors que de todas formas no supieron aprovechar bien los de Kerr. O no pudieron. Por bien que rindiera Bogut, que se entonó en defensa, por bien que Andre Iguodala cogiera el ritmo o por bien que Draymond Green hiciera todo lo posible para salir adelante, el resto de la rotación no fue capaz de ser regular, de aportar de manera constante. Las intermitencias, en el mejor de los casos, pudieron servir para que los Warriors remaran y remaran, pero el capitán Curry imprimía una velocidad que casi nadie podía seguir. Se tuvo que multiplicar para paliar los puntos perdidos de Thompson. Y sin este y con Curry desdoblado, la defensa sufrió también. Factores como un DeMarcus Cousins sin haber terminado de coger el brío tras su lesión, lento con el suceder de los minutos y sin fuerzas para levantar los tiros, tampoco ayudaron.

Toronto supera sus lagunas

Las tuvo. Parecía como si jugaran con más presión, en la obligatoriedad de llevarse un partido al que comparecieron sin bajas. Eran superiores en número, en fuerza y en calidad. Pero sus apagones y el empuje constante de Curry les hicieron sudar hasta el final. Al descanso, 52-60, contestado a la vuelta de vestuarios con un arranque de 0-6 y más adelante otro parcial de 0-8 para ir poniendo las cosas en el sitio que querían.

Kawhi Leonard, algo cojo y con algunas malas decisiones pero 30 puntos, Kyle Lowry, 23 unidades y 9 asistencias, con 5/9 en triples, la primera mitad de Pascal Siakam, quien acabó la noche con 18 puntos, 9 rebotes y 6 asistencias, la solidez de Marc Gasol o el acierto feroz de Danny Green desde el perímetro, 6/10 en triples y 18 puntos, todos desde la distancia, fueron la cabeza de un colectivo canadiense que se acercó al 45% en triples. Y es que precisamente desde ahí, cuando los Warriors se negaban y se negaban a rendirse, los Raptors les enviaban al tapete una y otra vez. Triple y triple.

El final del tercer cuarto ya señaló que o se obraba el milagro, o el 2-1 era para los de Nick Nurse (83-96). Golden State siguió con ese trabajo brutal de no dar nada por perdido. Pero no podía hacer más. Sus seguidores deben estar orgullosos, porque combatieron hasta que quedaba minuto y medio. Entonces, tras más de dos horas, salieron los pañuelos blancos y tipos como Jeremy Lin pudieron debutar en unas Finales NBA.

En menos de 48 horas, viernes noche, Game 4 de nuevo en Oakland. Kevin Durant apunta hacia una mejoría que le puede colocar de vuelta en este choque vital para los suyos. Y Klay Thompson, que estuvo cerca de jugar el Game 3, podría reincorporarse a la rotación. Seguramente sea el momento de forzar todo. Viajar a Toronto para el Game 5 del lunes con un 3-1 sería algo descaradamente peligroso. «Espero que tengamos algunos jugadores de vuelta para el partido», dijo Kerr sobre la recuperación de efectivos con vistas al viernes. Y fue claro en la decisión de impedir jugar a un Thompson que si por él hubiera sido habría saltado este miércoles al parqué. «Nunca me hubiera perdonado permitirle jugar y que se lesionara».

(Fotografía de portada: Ezra Shaw/Getty Images)


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