Fisher afirma que los Knicks eran mejor equipo con él

Llegó a New York Knicks como ‘el elegido’ de Phil Jackson y antes de cumplir los dos años en el banquillo del Madison Square Garden fue despedido. Desde entonces poco se ha sabido de Derek Fisher, quien tras dos décadas unido a la NBA vive su primer curso de retiro –trabaja para la retransmisión regional de los partidos de Lakers–.

El cinco veces campeón con los californianos sigue abierto a entrenar, ya que cuando estuvo en la Gran Manzana se quedó con la sensación de no haber completado su camino; sin embargo, no puede dejar de admitir que la tranquilidad ha llegado a su vida. «Se ha vuelto mucho más fácil en los últimos meses. Había demasiados juicios y suposiciones sobre mi persona, mi carácter y mi integridad», expresa en una entrevista concedida a Kevin Ding de Bleacher Report.

Aunque se sienta relajado, sigue pensando que toda la polémica creada con Matt Barnes, con quien tuvo una pelea a finales de 2015 motivada por mantener una relación con la exmujer de este: Gloria Govan, pudo ser parte de lo que causó su ‘caída’ en la liga y su final en territorio neoyorkino.

«Estábamos haciendo muchas cosas realmente buenas con los Knicks. Eso es lo que me molesta. Todo lo bueno que se estaba haciendo quedó ensombrecido por la opinión, una opinión inexacta sobre un asunto personal. Nadie sabe realmente lo que pasó porque no ha habido mas que ruido».

Quizás no le falte razón. Cuando fue despedido, en febrero de 2016, los Knicks avanzaban por el Este con un balance de 23-31 mientras que en el presente firman un 21-28 con Jeff Hornacek; es decir, prácticamente mismo récord cuando desde el verano se asegura que el actual conjunto tiene muchas más posibilidades que el de la 2015-16.

«Fuimos capaces de coger un equipo que no era tan talentoso como el de ahora y éramos mucho mejores. Estábamos mucho más avanzados de lo que lo está este grupo ahora. Es diferente a simplemente intentar entrenar baloncesto, esto toma más tiempo, esa es la parte que no se puede medir en victorias y derrotas, eso es lo que estábamos haciendo mejor».

Lo que tiene igualmente claro es que la posibilidad de haber entrenado a Oklahoma City Thunder, donde siempre sintió durante su etapa como jugador el respeto de Russell Westbrook y Kevin Durant, no tenía tantos alicientes. «No sé si hubiera sido tan gratificante, tan satisfactorio, tan desafiante -o con tantas noches sin dormir-. Intenta calcular todas estas cosas que debes averiguar en Nueva York. En Oklahoma City, el entrenador sólo necesita entrenar baloncesto, y no sé si eso hubiera sido tan divertido para mí».

Aunque claro, tampoco es que se detuviese a pensar mucho cuando apareció la opción de liderar el proyecto de New York, donde además descubrió que no todo es tan idílico como parece. «Cuando somos jóvenes, a veces nos apresuramos a ir tras la primera, la más reciente o la más brillante oportunidad que tenemos frente a nosotros, porque no tenemos constancia de nada mejor. Una vez que abrimos la puerta y entramos en la casa, nos damos cuenta de que las paredes no están pintadas, que hay grietas, la tubería está goteando en el patio trasero y la piscina está a punto de colapsar. No ves esas cosas o no tienes la sensación de que tienes que inspeccionar todo eso antes de decidir comprar esa casa».

Con Phil Jackson

Lo que más llamó la atención de su despido fue que llegase tras formar equipo con Phil Jackson, con quien había congeniado maravillosamente Los Ángeles. Cuestionado sobre ello, Fisher entiende que la inexperiencia de ambos en sus nuevos cargos fue perjudicial. «Ninguno sabía exactamente lo que estábamos haciendo. Ser entrenador jefe no es como jugar, ser presidente no es como ser entrenador jefe, esa es una de las razones por las que no fraguó nuestra mezcla de talentos y pensamientos, porque esas dos posiciones no siempre están alineadas»

¿Le da la espalda la liga?

El pasado verano, con 10 equipos cambiando de entrenador, ninguno levantó el teléfono para interesarse por su situación. Es como si hubiese roto un código ético dentro de la NBA; sin embargo, aún hay quien mantiene el mismo cariño por su persona.

«Obviamente, entiendo si otras personas lo hacen, pero hemos pasado por muchas cosas juntos, y él ha sido genial conmigo desde que era un novato en esta liga. No estoy en el punto de darle la espalda o decir que no puedo confiar en él. Mi experiencia personal con él hace que le siga considerando un amigo y le deseo lo mejor», expresa Luke Walton.

Conciencia tranquila

«Si lo peor que alguien tiene que decir sobre mí es que ahora voy a salir con una mujer que estaba casada con este tipo con el que trabajé un año hace seis años… Genial», comenta con una sonrisa aunque se ponga serio a la hora de valorar como la sociedad razona ante situaciones como la que vivió con Barnes.

«Veo la rapidez con la que se cambia cuando se le dice a la gente algo que ni siquiera saben si es verdad. Es cómico e hipócrita que parezcamos vivir de esa manera, pero por cualquier razón nos hemos convertido en esa sociedad. Especialmente en los deportes, hay una cultura de bravucones, de tipo duro. Si no eres el tipo más duro, malvado, más loco y más fuerte de la manzana, entonces quizás eres el tipo más blando del bloque. Nuestro punto de referencia con estas cosas y cómo juzgamos la situación de alguien tan rápidamente es una locura para mí, va más allá de la locura».

Su día a día

Viviendo en pareja con Gloria Govan –se les pudo ver en la grada en un partido de pretemporada de Lakers–, Fisher se siente bien por no haber dejado que ‘el qué dirán’ haya cambiado su camino. «No intento tomar decisiones o hacer cosas de una manera en la que las cosas se midan por: ‘Bueno, tal vez piensen mejor de mí si estamos juntos’. Es demasiado estresante y toma mucho tiempo. No es la vida que quiero vivir».

Así, ahora trabaja en televisión, donde no tiene problemas en bromear con un «fui entrenador durante dos segundos» y desde donde sigue mostrando su fortaleza ante los obstáculos que puedan presentarse en el futuro. «He sido juzgado desde que tenía seis años. Me río de cualquier cosa y de cualquiera que piense que voy a meterme en un agujero dejando de ser un ganador, porque hace demasiado tiempo que la gente me está diciendo lo que no puedo hacer».


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