El pasado sábado por la noche en Los Angeles, Derek Fisher y Matt Barnes fueron los protagonistas de una bochornosa pelea durante una fiesta en la casa de la ex-mujer de Barnes.
Según informa The New York Post, cuando Barnes se enteró de que Fisher estaba en la casa (por una llamada de los hijos pequeños de Barnes a su padre), cogió su coche y se hizo unos 150 kilómetros para pegar al entrenador de los Knicks.
Al parecer, Fisher mantiene ahora una relación con Gloria Govan, la ex-esposa de Barnes; y éste no iba a permitir que Fisher estuviera allí.
“Barnes se volvió loco. Se metió en coche, se fue corriendo a la casa y fue directo a por Fisher”, comentó una fuente presente en la fiesta.
Para relatar la pelea existe un mensaje que Barnes le envió a un amigo suyo contándole lo sucedido: “Le pateé su culo desde el patio trasero hasta la habitación delantera, y luego le escupí en su cara”.
Otras fuentes también apuntan a que la pelea no fue tan unilateral como pinta Barnes, ya que Fisher también se defendió de los golpes.
Al día siguiente ninguno tenía rasguños ni heridas evidentes, y de momento ninguno de los dos jugadores planean presentar cargos contra el otro. Pero quien sí tiene pensado hacerlo es Govan, quien pedirá una orden de alejamiento para Barnes.