Francia se hace con el bronce del Mundial

Los galos levantaron una desventaja de 15 puntos en el tercer cuarto con un excepcional Batum

¿Las defensas ganan partidos? Qué se lo pregunten a Francia. El combinado galo, que durante dos cuartos y medio parecía perdido y aún en shock por caer en semifinales contra Argentina, se levantó en el tercer periodo del encuentro ante Australia a través de la intensidad defensiva de Nicolas Batum. El alero, bastante ausente durante el Mundial, se echó sobre sus hombros toda la presión para a través de robos, faltas provocadas y acertadas acciones ofensivas, cambiar el sino de un partido que por momentos parecía imposible para los de la marsellesa. Al final: remontada épica, victoria 67-59 y medalla de bronce, la segunda de este metal para los franceses en la historia de los mundiales.

Y Francia remontó. Los de Vincent Collet se sobrepusieron a uno de los peores primeros tiempos que se recuerdan para llevarse el bronce. Y decimos de los peores porque se quedaron en 21 puntos. Evan Fournier, una de sus piezas más importantes, acumulaba por entonces un 1 de 8 en tiros. Rudy Gobert no estaba en ataque ni en defensa. Nando de Colo lo intentaba, pero parecía en depresión tras lo vivido contra Argentina. Todo eran malas noticias para Francia, pero aun así ganaron.

Australia por su parte empezó bien. Haciendo gala de la intensidad mostrada durante todo el campeonato, supieron cerrar las vías de anotación de su rival para ir construyendo ventajas. Cinco puntos al acabar el primer cuarto, nueve al descanso, quince mediado el tercer cuarto… Ahí se quedaron. Como si se tratase de dos partidos distintos, en cuanto Nicolas Batum dijo ‘aquí estoy yo’ empezaron los problemas para los aussies. Y es que alero de Charlotte Hornets destapó sus mejores cualidades para convertir el desasosiego en esperanza.

Como comentábamos, Francia perdía de 15, exactamente 23-38, y ese fue el momento en el que Batum hizo click. Robó balones, provocó faltas en ataque, metió un triple, dio varias asistencias… Todo pasaba por él mientras Australia cortocicuitaba. Patty Mills, el salvador cuando hay atasco, no fue capaz de anotar en el tercer cuarto. Enfrente, todo eran buenas sensaciones. Se enchufaron De Colo y Fournier mientras Albicy le hacía una gran defensa a Mills. Para cuando iba a comenzar el último cuarto ya teníamos prácticamente un partido nuevo (42-46).

La puntilla, desde el triple

Batum mostró el camino y sus compañeros lo llevaron a la meta. Mientras en Francia veían cerca un bronce que antes ni atisbaban, en Australia todo era ansiedad tras sentir que podían perder lo que parecía tan cerca. La moneda dio la vuelta. Nando de Colo, hasta entonces algo errático, inició el periodo final con ocho puntos consecutivos (dos triples) para poner por delante a los suyos. Australia reaccionó. Mills hizo un par de canastas y se agarraron al partido, pero la sensación por entonces era que para los aussies cada jugada era un sufrimiento. Hicieron la goma –como se dice en el ciclismo–, pero Francia estaba encendida. Dos triples más de Albicy y la renta gala se disparaba a los ocho puntos. El partido estaba sentenciado. A Australia le tembló el pulso y entre pérdidas, algún air ball y faltas de concentración se diluyó cualquier oportunidad que les quedase. Francia ganaba y lograba su segunda medalla en citas mundialistas, nuevamente de bronce.

(Fotografía de Lintao Zhang/Getty Images)


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