Ginóbili y Green sentencian un duelo con sabor a clásico ante Houston

Con casi 40 años, Manu Ginóbili sigue siendo intocable en los Spurs en las buenas y en las malas. En el vital quinto partido de la serie ante Houston, el argentino tuvo uno de sus días grandes. Un tapón final a James Harden remató la victoria de San Antonio por 110-107, dejando a su equipo a una victoria de las Finales del Oeste. Previamente, un minuto mágico de Danny Green había puesto en bandeja el triunfo de unos Spurs que perdieron por una lesión de tobillo a Kawhi Leonard.

Estrategias diferentes


Gregg Popovich, tras la derrota del partido anterior, experimentaba con Patty Mills de titular, reemplazando al novato Dejounte Murray. La salida del australiano (20 puntos, récord personal en playoffs), destinada a revitalizar la primera unidad, funcionó de primeras. Con un temible juego de perímetro enfrente, Mike D’Antoni arriesgaba colocando a James Harden, su defensor exterior menos convincente, defendiendo a los jugadores interiores. Pero ese regalo no pudo ser aprovechado dentro del arco, particularmente por un LaMarcus Aldridge (18 puntos y 14 rebotes) que tardó en encontrar el acierto.

Con las rotaciones de ambos equipos tocadas por las lesiones (Tony Parker en San Antonio, Nene en Houston), la batalla táctica parecía tan relevante como la meramente baloncestística. En un primer momento, era el talento de James Harden quien mantenía a raya a los Spurs, con 15 anotados en un primer cuarto acelerado. Por el lado rival, Kawhi Leonard (22 puntos y 15 rebotes) y un sobrio control del balón (solo 1 pérdida en la primera mitad) eran sus mejores activos.

Primer aviso de Ginóbili

Mike D’Antoni se decantaba por una rotación corta, mientras Gregg Popovich se mantenía fiel a secundarios como Jonathon Simmons o Kyle Anderson, confiando con acierto en que el mayor desgaste de las estrellas de los Rockets se notara al final. La igualdad se mantenía, dejando algunos detalles como un mate de Manu Ginóbili que devolvió al AT&T Center de San Antonio a otras épocas. Pese a ello, Houston dominaba por tres puntos al descanso.

En ausencia de Nene, los Rockets encontraron al menos un espléndido partido de su otro pívot habitual. Clint Capela (9 puntos, 11 rebotes, 3 tapones). El impacto del suizo en defensa, fue claro, limitando las opciones en ataque de los Spurs, que para colmo sufría la lesión menos deseada. Kawhi Leonard se torcía un tobillo tras un mal apoyo. Si bien pudo seguir en cancha, el alero claramente quedó tocado y lejos del 100%. Pero, como consuelo, un triple de Danny Green casi sobre la bocina permitía a San Antonio llegar con un punto de ventaja a 12 minutos del final.

Un tobillo preocupante

La igualdad seguía, incluso pese a que los Spurs tenían que ingeniárselas con un Leonard ausente o diezmado en la cancha. Pese a ir por detrás durante gran parte del partido, San Antonio conseguía empatar el partido, gracias a Patty Mills, LaMarcus Aldridge y a un Manu Ginóbili (12 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias) siempre presente. Los Rockets dependían demasiado del triple o de la fantasía de James Harden (quien acabó con 33 puntos, 10 rebotes, 10 asistencias y 9 pérdidas), y sufrían cuando ambas opciones fallaban.

Precisamente Harden cometía una falta en ataque sobre Jonathon Simmons a 11 segundos del final con el partido empatado. En el lado contrario, Patty Mills conseguía meter un triple, pero tras soltar el balón fuera de tiempo. La prórroga era inevitable, con la evidente fatiga de los Rockets con solo siete jugadores cargando con todos los minutos, mientras Kawhi Leonard se rendía a su tobillo y se quedaba en el banquillo. El ritmo ofensivo, como consecuencia, se frenaba en seco. Tres minutos tardó alguien, en concreto Patrick Beverley con un triple, en poder anotar.

Final de clásico

Pero, en las posesiones finales, San Antonio se encontraba con un héroe ya clásico: Danny Green. El escolta le daba la vuelta al partido con un triple, seguido por un 2+1 de maestro. Tras triple fallado de Eric Gordon, Green recuperaba el rebote defensivo y anotaba un tiro libre. 7 puntos de sus 16 totales en el último minuto que obligaban a un triple de Houston. Sobre la bocina fue un exhausto James Harden el que intentó forzar la segunda prórroga, pero de nuevo aparecía el inmortal Manu Ginóbili. Un tapón por detrás del argentino terminaba el partido.

El casi cuarentón lograba así asegurar un 3-2 que deja a San Antonio a solo una victoria de regresar a las Finales del Oeste. El soldado más fiel que le quedó activo y sano a Gregg Popovich fue el punto diferencial de un duelo de emociones y sudor, pero también de pizarras y estrategias, ganando para su técnico otra batalla y casi la guerra a Mike D’Antoni. Eso sí, la incógnita sobre la disponibilidad de Kawhi Leonard será también vital para resolver una eliminatoria para el recuerdo.


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