Golden State certifica su pase a las Finales del Oeste

No sin sufrimiento, los Golden State Warriors se encargaron de cerrar su serie ante Memphis en el Game 6. Los de San Francisco se impusieron por 110-96 después de un gran intercambio de golpes, redimiéndose de su mala imagen del quinto partido y aprovechando el factor cancha para volver a unas Finales del Oeste tres años después. En ellas se enfrentarán al vencedor del séptimo encuentro entre Phoenix y Dallas, que se medirán este domingo para determinar quién se juega el puesto en las Finales ante los de Kerr.

Pese a que los 14 puntos de ventaja que refleja el marcador definitivo pueden invitar a pensar lo contrario, este fue un duelo verdaderamente parejo y que tuvo a los locales contra la espada y la pared durante bastantes minutos. La férrea defensa de los Grizzlies maniató en muchos momentos que a los Warriors, que, desesperados por encontrar huecos, se precipitaron en la toma de decisiones y ejecutaron tiros y pases muy mejorables. Esto les hizo cometer 16 pérdidas en los tres primeros cuartos, un factor que corrigieron en el último, en el que no solo cometieron una, para hacerse al fin con el control del choque.

Fue en concreto en los últimos 7 minutos cuando Golden State se mostró por fin netamente superior. Tras un triple de Desmond Bane que puso el 87-89 e hizo soñar a los visitantes, los de Kerr respondieron con un parcial de 21-3 que llevó el delirio al Chase Center y que les puso el triunfo en bandeja. Stephen Curry, que llevaba un encuentro bastante irregular, despertó en este periodo con tres triples, uniéndose a Klay Thompson como la gran figura de los suyos y cerrando con buen sabor de boca una noche muy sufrida.

Steph terminó concretamente con 29 puntos, a los que llegó con un mejorable 10/27 y con varias idas y venidas a lo largo del choque. Mucho más constante fue Klay, quien llegó a llegó a los 30 tantos gracias a su 8/14 en triples y se encargó de responder con sus canastas a casi todos los intentos de Memphis de hacerse con el control. El escolta, que parece tener una relación de idilio con los Game 6, fue durante muchos tramos el único hombre centrado en los locales, y tuvo el privilegio de anotar el triple que puso el 105-92 con menos de 3 minutos por delante y que supuso prácticamente la sentencia.

Quien fue también fundamental por otros motivos fue Kevon Looney, quien con sus 22 rebotes, 11 de ellos en ataque, concedió a los Warriors segundas oportunidades en posesiones vitales que acabaron permitiéndoles sumar varias de las canastas que mataron el partido. El pívot firmó el mejor registro de la franquicia en un partido de playoffs desde 1987, año en que Larry Smith firmó 23 capturas, e hizo que los suyos aplastaran a los Grizzlies en la batalla del rebote (cogieron 26 más).

Esto acabó pesando demasiado para los visitantes, que pese a todo se mantuvieron en el encuentro prácticamente hasta el final gracias a su defensa y a la anotación de Dillon Brooks y Desmond Bane. El primero, aun con su irregularidad y su cuestionable toma de decisiones, se fue hasta los 30 puntos con un 7/15 en triples, mientras que el segundo, más efectivo en términos generales (56,3% de acierto) alcanzó los 25. No estuvo tan preciso Jaren Jackson Jr., cuyo 5/19 pesó a la hora de seguir el ritmo de los locales.

Con todo, el cuadro de Jenkins puede irse con la cabeza muy alta de unos playoffs en los que, aun con la baja de su estrella, ha plantado cara a uno de los grandes equipos de la competición. El futuro es sin duda ilusionante en Tennessee, donde seguramente ya esperen con ansia el arranque del próximo curso para buscar volver a superarse a sí mismos.

(Fotografía de portada: Ezra Shaw/Getty Images)


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