Durante décadas de NBA los tiros libres han sido una especialidad que siempre ha contado con ciertos jugadores que, pese a asegurar que han trabajado en ello, nunca han abandonado ese grupo que iba a la línea de personal casi sentenciado a fallar. Pues bien. Contra todo pronóstico, Andre Drummond ha logrado escapar.
El pívot de Detroit Pistons, quien en cuatro de sus cinco primeras temporadas no había alcanzado el 40% en tiros libres, ha demostrado que el esfuerzo obtiene recompensa. Y no se trata de casualidad divina de los albores del curso. Ante Milwaukee, viéndose obligado a lanzar hasta 16 veces, logró convertir en puntos hasta 14 para completar la mejor noche de su carrera en este apartado y, por supuesto, ayudar enormemente a su equipo para sumar otro triunfo y colocar un balance de 6-3.
En total hablamos de un acierto del 77,8% en tiros libres; es decir, está consiguiendo anotar casi un 40% más que el año pasado, o lo que es lo mismo, mete el doble de lanzamientos. La mejora es estratosférica. Para hacernos una mejor idea, Marc Gasol y Anthony Davis, pívots con buena muñeca, están en el 80%. Por supuesto, San Van Gundy sonríe:
«Obviamente los Bucks pensaron: ‘Esperamos que coja la pelota y lo machacamos’. No creo que esa estrategia vaya a funcionar este año. No lo hará. Una noche como esta no es casualidad. Si eres un chico de un 35% en tu carrera y hacer un 8 de 16 quizás has tenido suerte para pasar una buena noche, ¿pero 14 de 16? Y los has visto, todos los tiros eran buenos».
Cuestión mental
Drummond admite haber trabajado mucho, pero cree que más allá de ello, el mantener su cabeza centrada es lo que le lleva a meter los tiros libres. «A lo largo de los años, no solo en verano, he trabajado duro para encontrar algo que funcionase y este es el resultado. Me siento fuerte mentalmente para fallar un tiro, volver a la línea y meter los siguientes. Es una cuestión de dureza mental», explica antes de asegurar que pese a su gran noche, no fue consciente de ello casi hasta el final.
«Ni siquiera los estaba contando, pero durante el último cuarto me levanté para ir a la línea y pensé: ‘Maldición, he pasado mucho hoy por aquí’. Pero fue agradable verlos entrar». Él está feliz y más aún deben estar los Pistons, que ahora son un conjunto mucho más fuerte tras eliminar lo que era un gran debe.