La jornada inaugural de esta temporada siempre será recordada por la lesión de Gordon Hayward. Todos empezábamos a sonreír con el inicio de un apasionante curso cuando se nos cortó la respiración. Sin aviso que nos ayudase a atajar el golpe, Hayward decía prácticamente adiós a su primer año con Boston Celtics.
Todos en la liga se volcaron para darle ánimos, pero como se dice: ‘la procesión va por dentro’. Han pasado dos meses desde que se produjese la lesión y el alero de los verdes trabaja para regresar, pero no por ello puede esconder un dolor que, más allá del físico, le persigue en su cabeza cada día.
«Definitivamente la depresión mental es más dura. La lesión ha sido dolorosa, pero no hay nada peor que mirar desde fuera a ese equipo en el que se supone que debías jugar este año. Firmé para jugar con Boston este año y he acabado sentado viéndolo desde fuera. Este aspecto ha sido mucho más difícil de manejar que el dolor», admite en The Dan Patrick Show.
Sin marcar metas
A Hayward aún le queda un largo camino por delante. Él lo sabe y lo último que quiere es que fijar un momento para su vuelta influya negativamente en su recuperación. «Trabajo todos los días para intentar aumentar mi rango de movimiento así como la fortaleza de mis piernas para poder regresar lo antes posible. Ya sea este año, este verano o el próximo año, simplemente dejaré que ocurra. Lo que puedo asegurar, como competidor que soy, es que estoy tratando de volver más rápido de lo que nadie haya hecho antes», concluye.