Horford y Towns, tutela a ritmo dominicano

De big men va la cosa, más hablando de uno —el de los Celtics— que está considerado de los mejores y más versátiles jugadores interiores de ...

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Por Adrián Álvarez

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De big men va la cosa, más hablando de uno —el de los Celtics— que está considerado de los mejores y más versátiles jugadores interiores de la liga. El otro, vigente ‘Rookie del Año’, aún no tiene el tono grave para aullar, pero las ganas y el talento no le faltan cuando sale a la pista. Si bien la historia de un duende y un lobo suena a fábula, el ritmo dominicano les hace bailar con un balón en las manos.

La relación entre ambos comenzó hace seis años en la Universidad de Kentucky, donde Al Horford y el equipo nacional de la República Dominicana —entrenado por John Calipari en ese momento— llevaban a cabo un entrenamiento. Allí aparece un adolescente que no llega a la quincena, pero que ya impresiona, y aprovecha para conocer a los jugadores del equipo nacional.

«Fue impresionante desde el principio. Le vi lanzar un par de tiros y ya se inclinaba por el triple, mostrando mucha confianza para su edad, me dejó impresionado» dijo Horford a  Taylor C. Snow, de Celtics.com. Como novato, Karl-Anthony Towns llevó a su instituto a conquistar el campeonato estatal en 2012; aún no crecido el cachorro, fue nombrado ‘Jugador Gatorade del año’ en 2014, y conseguiría hasta tres cuádruples dobles en su carrera de high school.

A pasos de gigante

Tan solo un año después de la primera toma de contacto, Al y Karl fueron compañeros de selección. Con solo quince años el joven proyecto de estrella llegaba al equipo, y Horford no tardó en hacer de él algo más que un buen jugador. «Cuando tienes a alguien que está contigo a cada paso que das, e intenta llevarte en la dirección adecuada, la vida es más fácil y además más divertida», publicó el medio mentoring.org, en una entrevista con el center de los Timberwolves.

Dedicación y empeño se muestran en el lobezno, que promedia esta temporada 21,8 puntos, 8,4 rebotes y 2,3 asistencias en 35 minutos de juego. Tampoco olvida el cánido quien le enseñó a cazar; «Al me dijo que en la pista «nunca me tomara un día libre y que siempre jugara a mi máximo potencial». Creo que a partir de ahí comenzamos a construir nuestro vínculo» señaló el big man. Muchos han caído ante el tan pronto impacto que ha tenido Towns en la NBA, pero a Horford no le pilló por sorpresa. «Es un chico muy listo, desde joven siempre ha sido muy maduro. Una gran ética de trabajo y sabíamos que tarde o temprano estallaría, y todo sería dominar», concluyó el de los Celtics.

De fábula, la historia de un duende que enseña a cazar a un lobo, más aún si el ritmo suena a bachata. Pero desde luego no habrá baile esta noche en el Target Center; el trébol o la manada, solo uno se llevará la batalla en el norte.

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