Si hubiera que destacar un equipo dotado de química, simbiosis o cualquier otro concepto que identifique una plena unión del vestuario, ese seguramente no serían los Rockets.
No es que las aguas vuelvan a bajar revueltas en el conjunto texano, pero algunos problemas entre Dwight Howard y James Harden han provocado que el equipo igual no haya podido alcanzar su clímax de juego y resultados.
Ambos quieren jugar de diferentes maneras, con diferentes tempos, diferentes defensas y diferentes ataques. Demasiada diferencia, parece.
Howard, pacificador
Preguntado por USA Today al respecto de su relación con Harden, el pívot sacó su vena pacificadora. Y aunque no negó que sabe que su falta de idilio ha trascendido a la calle, lo cierto es que no hay hard feelings entre ambos.
“La gente piensa que nos odiamos”, dijo Howard. “Pero no tengo odio en mi sangre por este hombre. Él vino de la nada. Ambos lo hicimos. Y ahora hacemos algo que nos gusta. Hemos crecido para jugar por diversion, y tenemos grandes sueños de poder hacerlo en la NBA”.
Howard continuó diciendo que “yo nunca odiaría a este hombre porque yo sé lo que me costó llegar donde he llegado, y él también lo ha hecho. Así que quiero que él triunfe. Antes de que él viniera aquí, yo me había pasado horas viendo vídeos suyos en Youtube, incluso antes de que tuviera barba. Y pensaba, este tipo tiene mucho talento.”
Unidos para el bien común
Howard sabe que no le queda otra si quiere que los Rockets no se despidan de Playoffs a la primera, y por eso “ambos tenemos que encontrar la manera de que esto funcione. Está en nosotros. Nos queda el final de temporada y los Playoffs, y podemos hacerlo. Se trata de mentalidad”.