Indiana se cobra la venganza ante los Celtics

A pesar del 4-0 con el que se cerraron las últimas Finales del Este, a nivel de sensaciones los Pacers fueron seguramente el rival más ...

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Por Aitor Darias

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A pesar del 4-0 con el que se cerraron las últimas Finales del Este, a nivel de sensaciones los Pacers fueron seguramente el rival más complicado para Boston en su camino al anillo. Varios de los partidos fueron muy parejos y solo la mezcla de heroicidades de los Celtics y torpeza de Indiana evitó que estos últimos se llevaran más de un triunfo, dejando entre ambos conjuntos algunas cuentas pendientes. Cuentas que esta madrugada han empezado a quedar saldadas.

El cuadro de Rick Carlisle se ha convertido en el primero en doblegar a los vigentes campeones, algo que ha logrado por un agónico 135-132 en un choque que requirió de 5 minutos de tiempo extra para dilucidarse y de desfibriladores para recuperar a los presentes. Porque entre parciales abultados, remontadas, toma y daca en el clutch, y canastas decisivas, este duelo tuvo todos los ingredientes para convertirse en un clásico instantáneo.

Del +24 al empate

Cualquiera que hubiera pronosticado una prórroga durante el tercer cuarto habría sido seguramente tachado de loco. Tras una primera parte en la que el dominio local empezó a imponerse poco a poco, este se hizo mil veces más llamativo después del descanso, cuando Bennedict Mathurin, que no pudo estar en los últimos playoffs y quería demostrar que con él la cosa habría sido diferente, se adueñó por completo del choque. Con 14 de sus 30 puntos en este tramo disparó la diferencia en el marcador, que había sido de 10 tantos al descanso pero que en apenas unos minutos se duplicó y un poco más adelante alcanzaría los 24. Pero ya sabemos que estos no durarían para siempre.

Aunque tampoco empezarían a desaparecer de inmediato. De hecho, los Celtics tardaron bastante en reaccionar, y acabaron dejando muy para última hora lo de remontar el partido. A falta de 9 minutos para el final, la diferencia seguía siendo de 21 tantos (112-91), y parecía que ya no quedaba tiempo físico para hacer de este siquiera un choque apretado. Pero al ritmo anotador de los de Mazzulla, todo es posible.

Como si de un déjà vu de los últimos playoffs se tratara, los locales cortocircuitaron cuando tenían el choque en su mano mientras que Boston, ya sin nada que perder, comenzó a sentir ese miedo al éxito en el rival y a usarlo a su favor. Guiados por Tatum y Brown, autores de 12 y 11 puntos respectivamente en el último cuarto, y ayudados por las 6 pérdidas que cometió Indiana en este tramo, la distancia fue mermando, y mermando, y mermando hasta que las alarmas de Gainbridge Fiedlhouse empezaron a sonar. Primero ligeramente cuando bajó de los 15 puntos, con más intensidad cuando dejó de ser de dobles dígitos, y ya de forma atronadora cuando se hizo de menos de 5 tantos. Pero ya era tarde.

El intento de reacción ante el drama fue insuficiente, pues la canasta de Haliburton que rompió una sequía de casi 5 minutos sin convertir un lanzamiento de campo solo sirvió para llevar el 124-121 al marcador, lo que seguía dejando a los Celtics a una posesión de distancia. Y como absolutos maestros del triple, la aprovecharon. Tatum recibió el balón, y, sabiéndose más alto que Tyrese, dio un bote para hacerse espacio, un pequeño step-back, y lanzó por encima del base. Llegó así su punto número 36 y la acción que empató el partido a falta de 13 segundos. La acción que cerró un parcial de 12-33 y mandó al tiempo extra un encuentro loco al que aún le quedaba algo de cordura que perder.

Siakam responde

Tiende a decirse en el baloncesto que cuando se juega una prórroga hay un equipo que la celebra y otro que se conforma con ella. Uno que lo veía todo perdido y de repente se vuelve a ver con opciones y otro que lo veía a su favor y tiene ahora que volver a ganárselo en otros cinco minutos. Y se dice también que es el primer equipo el que llega con el factor anímico de su lado y el que tiende a imponerse. Pues bien, tal vez sea la hora de tirar todo eso a la basura.

Verse obligados a empezar de nuevo, lejos de hundir a los Pacers, sí sirvió para despertarlos, especialmente a un Pascal Siakam que tuvo la determinación en el último minuto que le había faltado al equipo en todo el último cuarto. El camerunés, que terminó con 29 tantos en su casillero, se encargó de anotar la canasta que puso el 132-132 a falta de medio minuto, y después de que Tatum fallara en el otro lado de la pista, convirtió el triple que llevó al marcador el definitivo 135-132 cuando solo quedaban 7 segundos por delante. Y es vez, gracias al air ball de Jaylen Brown que habría vuelto a empatar el choque, Indiana sí supo aferrarse a su ventaja, que le valió para llevarse el segundo triunfo del curso y cobrarse una pequeña venganza de los últimos playoffs.

(Fotografía de portada: Justin Casterline/Getty Images)

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