La inminente retirada de Wade propició el gesto en Dallas
Dos rivales duros como el acero, enemigos deportivos durante décadas, que ayer firmaron la paz, si es que de verdad alguna vez hubo una guerra entre ellos o simplemente fue una mala relación prolongada a lo largo de las temporadas.
A falta cinco minutos para que acabar el primer cuarto del Mavericks-Heat que se llevaron los de Miami (101-112), Dwyane Wade fue llamado a filas para entrar al parqué de American Airlines Center. Al verlo, Rick Carlisle hizo lo propio y ordenó que Dirk Nowitzki hiciera lo mismo. Ambos jugadores se volverán a medir en marzo, pero esta era la última visita como profesional de Wade a Dallas, plaza conocida para él y donde no es muy querido. Flash anunció en septiembre que esta sería su campaña final en la NBA mientras que Dirk Nowitzki podría seguir el mismo camino. Ambos serán invitados especiales en el Partido de las Estrellas del All-Star NBA de este fin de semana en Charlotte, como premio a sus trayectorias.
Una rivalidad lejana forjada en las Finales NBA
“No siempre amas a tu competencia, pero estamos juntos en esto. Somos familia y me alegro por él”, señaló Dirk Nowitzki al término del partido, cuando él y Wade intercambiaron sus camisetas y pusieron fin a años de mala relación. Las cosas ya se habían relajado en el calentamiento y durante la espera de ambos en la banda para entrar en el partido. El paso de los años ha enfriado una rivalidad forjada, sobre todo, a partir de las Finales de 2006, que Dallas empezó ganando 2-0 pero que perdió 4-2. En el sexto y definitivo duelo, Wade, MVP de esas Finales, dejó una imagen icónica en el American Airlines Center, al lanzar el balón al cielo del pabellón para que se consumieran los segundos tras el tiro errado de tres de Jason Terry que enterraba las esperanzas locales.
De aquello, Nowitzk se quejó de los arbitrajes y dijo que habían influido mucho en el desarrollo de las Finales. Wade, meses después, aseguraría que Dallas habría ganado si Nowitzk hubiera sido el líder que tenía que ser.
La venganza para Dallas llegó en 2011, en unas nuevas Finales Heat-Mavericks. Ese anillo sí que no se le escapó a los de Texas, que se llevaron el triunfo sobre Miami. Nowitzk fue el MVP de las Finales, a pesar de pasar por un periodo febril que le hizo jugar con muchos grados en su cuerpo el cuarto partido. LeBron James, ya en Miami, y Wade fingieron toser hacia las cámaras como burla al alemán.
Aquellos son dos puntos álgidos de una rivalidad que, con el transcurso de las campañas y el fin de Dallas y de Miami como equipos punteros de la NBA, ha ido haciéndose más suave. Ayer, a pesar de los abucheos de una afición de Dallas a Wade, porque hay afrentas que no se olvidan, los dos protagonistas de la noche intercambiaron camisetas y dejaron para el recuerdo una interesante imagen, después de tantas riñas. “Uno de los mejores intercambios de camisetas que he tenido”, dijo Wade sobre el momento. El escolta cambia camisetas con los rivales de manera frecuente en su último baile en la NBA. “Estoy agradecido de que aceptara la propuesta y no dijera que no. Lo aprecio de verdad”.
“Apreciaré su camiseta, sabiendo la gran competencia que hemos tenido por tanto tiempo. Es un gran jugador, uno de los mejores bases que hemos tenido en nuestra liga”