En el mundo de la canasta yanqui, estrategia a la hora de superar buzzer beaters, poca. La pizarra suele ir destinada a buscar el tiro cómodo para el mejor o el más caliente jugador del momento. Y si el tiempo disponible es tan corto que no hay tiempo ni para eso, se busca el alley oop.
Ayer, con un segundo de reloj (quizás tiempo más que suficiente), los Grand Rapids Drive —afiliados de los Pistons— obtuvieron la victoria con el desenlace más rocambolesco visto en mucho tiempo ante los Fort Wayne Mad Ants —cantera de los Pacers— en el que participaron dos jugadores, uno de ellos con currículo NBA.
Ray McCallum y Ramon Harris; un pase a lo gepetto brothers y la mejor y más impracticable asistencia nunca antes dada. El tiempo no empieza a correr hasta que el primer jugador en pista (al margen del que saca) toca la pelota; algo sin duda clave para el éxito en esta jugada. Hay que verlo para entenderlo.