Apuntándose desde hace tiempo al mes de enero como el momento decidido para su regreso, lo cierto es que Kyrie Irving encara la parte final de su recuperación con cierta frustración, esa que nace de verse obligado a ver los partidos sentado en el banquillo.
«Lo más difícil es no estar con tus compañeros mientras ellos están allí jugando. Es complicado verlo desde fuera. Lo bueno es que aprendes a tener más paciencia. Además, la competitividad nunca desaparece, es más, se fortalece», expresa en declaraciones a SLAM.
Pese a mostrarse deseoso por volver a jugar, eso no quita que el base de Cleveland Cavaliers entienda que «ser paciente» es algo necesario para no correr riesgo alguno de cara a una posible recaída.
«Lo único que no quieres que ocurra es que por volver con prisas, o por hacer algo indebido, acabes dando un paso atrás. En mi caso se trata únicamente de ser paciente, de hacer todo lo posible para estar de vuelta en la cancha», asegura.