Todo cambió el día que Kyrie Irving supo que había estado a punto de ser traspasado a Phoenix Suns. De pronto, lo que siempre había visto como un futuro lleno de éxitos, se convirtió en incertidumbre y dudas ante el hecho de no ser él quien tuviese en sus manos la decisión sobre cuál sería el próximo paso en su carrera.
Fue en ese momento de duda en el que optó por consultar a uno de los más grandes de este deporte, a Kobe Bryant. Inmerso en una sensación de inquietud, creyó que hablar con un jugador que había vivido tantas situaciones diferentes en la Liga le ayudaría, y así fue.
«Fue uno de los chicos con los que contacté. No fue para que me dijese qué hacer o darme el visto bueno, sino para encontrar claridad sobre los próximos pasos a dar. Porque estaba la posibilidad de acabar en Phoenix o en otro sitio en el que no habría podido ganar durante algún tiempo y Kobe ya tuvo que enfrentarlo. Así que le pregunté. Al final, después de que todo se desarrollase, él estaba súper orgulloso y súper feliz», explica a Tim Bontemps del Washington Post.
Usando sus cartas
Entre jugar en los actuales Celtics o en los actuales Suns hay una enorme diferencia, tanta como entre moverse como un novato o como un guerrero curtido en mil batallas. Irving vio las orejas al lobo en el desierto de Arizona y optó por hacer lo mejor para su carrera. Según Joe Vardon de Cleveland.com eso implicó llegar a mandar un aviso a la oficina de los Cavs: si no encontraban un traspaso a un equipo que él aprobase estaría todo el año alejado de las canchas para someterse a una cirugía de rodilla. No sabemos si fue así ni hasta qué punto Kobe influyó, pero lo cierto es que logró justo lo que deseaba.