Los Boston Celtics han aprovechado las dudas de los Timberwolves para sumar una nueva victoria. El conjunto de Mazzulla se ha hecho con la quinta consecutiva al imponerse por 107-105 en un choque con muchas idas y venidas, en el que pareció tener todo controlado pero en el que a la vez estuvo cerca de tirar todo por la borda. Pero, pese al susto final, el triunfo se quedó en el TD Garden.
Cualquiera habría dicho que así sería durante el tercer cuarto, en el que los locales jugaron su mejor baloncesto y se situaron con una renta de 19 puntos que no invitaba a esperar finales apretados. Con la irrupción de Jayson Tatum, que convirtió en este periodo 11 de sus 26 tantos, la brecha fue abriéndose hasta rozar las dos decenas, pero esto pareció servir de toque de atención para unos Timberwolves que, si bien demasiado tarde, despertaron. Anthony Edwards y Julius Randle, autores de 28 y 23 puntos respectivamente, se encargaron de liderar la reacción y, con la ayuda de un Rob Dillingham que fue creciendo a lo largo del choque hasta firmar la mejor actuación de su joven carrera (14), empezaron a poner en duda el triunfo local, estrechando poco a poco las distancias y llevando las dudas a la afición local.
Boston se aferró entonces a dos hombres. El primer de ellos fue Derrick White, que con 10 de sus 19 tantos en el tramo final, dio varios respiros a los suyos cuando atravesaban momentos de atasco, y el segundo Jaylen Brown, que se había apagado tras su fulgurante primer cuarto pero que recuperó su acierto al final y, con un triple a falta de un minuto, el séptimo de la noche para él, impidió que la diferencia terminara de desaparecer del todo. El alero fue el máximo anotador del duelo con 29 puntos, y se encargó tanto de marcar el tono desde el inicio con 15 en el primer cuarto como de rematar la faena con la última canasta.
Esta, no obstante, no impidió a Minnesota contar con una última oportunidad de cambiar el sino del choque, ya que los de Finch llegaron a contar con el balón en sus manos a falta de 7 segundos para el final, un tiempo que no terminaron de aprovechar. Anthony Edwards trató de atacar el aro, pero no pudo despegarse de Jayeln Brown y prefirió abrir el balón a la esquina para Jaden McDaniels, quien, sin embargo, optó por seguir circulando el balón hacia cabecera, donde Naz Reid lo recibió y lanzó a toda prisa un tiro que fue escupido por el aro y que, en caso de haber entrado, habría sido seguramente anulado por haber llegado fuera de tiempo.
Minnesota sufrió así su octava derrota en 16 partidos, colocándose con un balance de 8-8 que valdría para ser 5º en el Este pero que en el Oeste significa estar fuera incluso de los puestos de play-in. Y que, independientemente de la posición exacta que supone en noviembre, sigue evidenciando que los de Mineápolis no están al nivel que demostraron hace solo un año.
(Fotografía de portada: Brian Fluharty/Getty Images)
