Jimmy Butler no es de andarse con rodeos. Ya sea de palabra o con hechos –según corresponda–, el ahora alero de los Golden State Warriors echa la mirada atrás con calma y consciencia, esa que le lleva a tener claro que su comportamiento en los albores del curso pasado, cuando terminó por ser apartado de los Miami Heat, fue algo necesario.
«Todo ese ruido, todo ese caos… dio sus frutos. Tengo suerte de formar parte de esta organización fenomenal», comenta a San Francisco Chronicle durante un entrenamiento de la pretemporada.
Lo cierto es que Butler es un jugador que suele quemar ciclos con cierta facilidad, y no de cualquier modo, sino de uno en el que hace suyo ese dicho tan conocido de «conmigo, o contra mí». No entiende de grises y justo por ello no sorprende que sintiese que debía romper con todo en Miami.
«Todo empieza genial, pero luego sabes que alguien tiene que ser el malo, y ese soy yo. Siempre soy yo el que, de repente, hace algo insoportable… Pero no importa. Tengo la suerte de jugar en esta liga maravillosa, con compañeros increíbles», recalca sobre su actual situación en los Warriors, equipo con el que el curso pasado tuvo una excelente recta final de campeonato tras ser traspasado en el mes de febrero.
Jimmy Butler y la limpieza de los Warriors
Ya asentado en San Francisco y con una extensión de dos años y 121 millones de dólares, Butler no tiene problemas a la hora de entrar a comparar a ambas organizaciones, llegando a hablar de que el trabajo en la de Florida no es demasiado limpio… «Estando aquí, solo tienen un objetivo: seguir colgando esas cosas en la pared. No hay intenciones ocultas», en alusión a lo vivido en el equipo dirigido por Pat Riley.
(Fotografía de David Gonzales-Imagn Images)
